Hasta en los lugares más remotos del planeta existen enigmas aún por descifrar. Eso bien lo saben los Ma'dan, árabes que habitan en las marismas del sur de Irak. Allí, en una tierra llena de pantanos como los de Hawizeh, esta comunidad aún sobrevive entre juncos y la cría del búfalo desde tiempos inmemoriales. Ni el constante desprecio de todo el país ni el intento de Saddam Hussein de acabar con sus medios de vida han podido acabar con los madaeanos. Pero sobre todo no han conseguido exterminar las antiguas leyendas que cuentan y que han sorprendido a algún que otro viajero que ha surcado estas inhóspitas tierras. La más conocida es la que habla de una isla fantasma, un enclave que aparecería y desaparecería sin explicación entre las aguas de estos pantanos. Es la conocida como isla de Hafeez.
De la isla de Hafeez sabemos los detalles que puso en negro sobre blanco un viajero que recorrió el sur de Irak. En concreto, fue el aventurero y explorador británico Wilfred Thesiger quien recogió todas las leyendas relativas a este enclave de leyenda en su obra Los árabes de las marismas, publicado en el año 1964. En este libro, que toma nota de sus vivencias y anécdotas por estos lares, Thesiger cuenta que los Ma'dan hablan de una isla llena de palacios, palmeras y jardines con granados. En este paraíso abundaban los búfalos, de mayor tamaño que los criados por los madaeanos. Aun así, según le relataron, era un lugar protegido por los temibles djinns, los genios malignos que habitaban los pantanos desde tiempos preislámicos. Ellos serían los encargados de esfumar y emerger la isla de Hafeez a su antojo.
Pero hay más sobre este lugar mítico de los pantanos del sur de Irak. El propio Thesiger también comparte una conversación que mantuvo con R.S.M. Sturges. Este hombre, como comenta en su obra, fue un representante político de aquellas tierras iraquís cuando el país era dominado por el Imperio británico. Como contó Sturges al explorador, la isla de Hafeez era considerada prácticamente como el jardín del Edén para los habitantes de la zona. Aquel funcionario dio más datos sobre ella. Afirmaba que era tenida por los lugareños como una paraíso perdido entre los pantanos y que, de vez en cuando, aparecía en mitad de la noche. Incluso reconoce que él llegó a ver una noche, como si de fuegos fatuos se tratara, una enorme luz saliendo de las aguas. Lo describe como "un fuerte resplandor como la luna llena bajo el horizonte".
¿Extrañas luces en el pantano? ¿Lugar mítico protegido por djinns? La isla de Hafeez encierra muchos enigmas sin resolver. Thesiger inmortaliza más encuentros con la ínsula fantasma. Por ejemplo, cuenta que hace muchos años un hombre llegó presa de pánico a uno de los poblados de los Ma'dan. Este habría ido en busca de búfalos, pero regresó de forma súbita. Todos coincidieron en que había visto algo en las aguas empantanadas que escapaba a toda lógica. O también, que en la época del dominio otomano, un jeque de nombre Sayhud organizó una flota con varios mashoof (las canoas típicas de los madaeanos) con el objetivo de hallar este emplazamiento. Ni decir tiene que los resultados fueron infructuosos. El testigo concluye al aventurero británico: "Amigo, Hafeez realmente se encuentra ahí (en los pantanos). Puedes preguntar a cualquiera, ya sean jeques o del gobierno, que todos saben sobre ella".