“El poder del Tai Chi”, traducción de su título original “Man of Tai Chi” es una película que responde simple y llanamente a la pasión que en numerosas ocasiones ha profesado el actor Keanu Reeves (Matrix, John Wyck) por las artes marciales. Reeves se coloca por primera vez tras la cámaras para ver cumplido ese sueño de rodar una película con las artes marciales como eje central.
El debut como director del protagonistas de “Speed” cuenta la historia de Chen y su aprendizaje acerca del Tai Chi, disciplina que, a priori, no se considera arte marcial sino un vehículo de meditación. Chen será tentado a participar en torneos donde se llevan a cabo peleas clandestinas con la finalidad de subsanar penurias económicas.
Con el resumen de la sinopsis se puede sonsacar lo evidente: Que al señor Reeves verdaderamente es un apasionado de las artes marciales pero se olvida de un buen guión al que aferrarse. Por ello, mientras uno encuentra malabarismos acrobáticos en pantalla la cosa funciona, con una realización que busca en todo momento que uno sepa lo que ocurre a lo largo de las peleas y una puesta en escena que busca que cada pelea tengo su propia personalidad. El problema viene en el “relleno” que ha escrito el guionista Michael G. Cooney, curtido en cortometrajes y video juegos como “Devil May Cry 4” donde todo es excesivamente simplón y previsible.
Una película que hace las delicias de aquellos que buscan simple y llanamente peleas de factura impecable arropados por deliciosas palomitas.
