La Sala Film & Video es un espacio en el que el Museo presenta piezas clave del videoarte, la instalación audiovisual y la imagen en movimiento como lenguaje artístico. En esta ocasión, se muestran tres obras recientes de Cecilia Bengolea (Buenos Aires, 1979), una artista multidisciplinar que fusiona en su práctica el vídeo, la coreografía y la escultura. Siguiendo el movimiento y el flujo del agua, la exposición reúne una selección de obras donde Bengolea reflexiona sobre la danza, el juego sensorial entre el interior del cuerpo y lo que le rodea, así como las relaciones rítmicas de las comunidades sociales y la naturaleza, que se manifiestan, de manera sintomática, a través de la coreografía. Animaciones de agua reúne tres piezas que son representativas del singular enfoque que la artista dedica a la videoescultura, tomando las imágenes en movimiento como agentes corpóreos que actúan libremente en el espacio expositivo. El ambiguo concepto de animación, presente en el título, remite tanto al movimiento natural de los personajes fílmicos como a la más antigua idea de insuflar vida a lo artificial, dotar de energía a lo inerte. En el trabajo de Bengolea, el ánima —entendida como alma o hálito vital de un cuerpo— está íntimamente vinculada a las capacidades de conducción eléctrica de los organismos vivos, mientras que la música se manifiesta como la fuerza contagiosa de la animación. En su inagotable potencial para transformar, mutar e imitar a otros, los seres animados se identifican con el elemento ‘agua’ y su infinita plasticidad. Las tres obras que conforman Animaciones de agua exploran experiencias con el agua, lo líquido, lo fluido: Danza del rayo (Lightning Dance, 2018), rodada en Jamaica, es una colaboración entre Bengolea y algunas de las figuras más destacadas del estilo dancehall contemporáneo, que ejecutaron coreografías en solitario y en grupo bajo la lluvia. En esta proyección monocanal de vídeo en blanco y negro, la autora indaga en la influencia de la electricidad atmosférica sobre el comportamiento y la imaginación. La pieza pertenece a una serie de obras aún en proceso con las que Bengolea explora la cultura del dancehall en la isla de Jamaica, convertida hoy en un fenómeno global que inspira numerosos subgéneros y estilos de música y baile de la cultura pop. Esta cultura es una forma inusualmente rica de expresión coreográfica y, además, un ritual diario que confiere poderes sanadores a quienes lo practican. Marcada por un tenso crescendo, como el aire cargado de electricidad en una tormenta, la banda sonora se acompaña de secuencias explosivas de danzas grupales que tienen lugar a los lados de la carretera. Danza del rayo presenta un entrelazamiento constante de energías musicales y ambientales a modo de choque inminente: amortiguados en cierto modo, los truenos se sincronizan con la percusión de fondo como parte de un entorno sonoro singular, en el que el silencio también se puede percibir físicamente. La impactante presentación de esta obra se acompaña de dos animaciones digitales: Bestiario (Bestiare, 2019) y Posturas favoritas (Favorite positions, 2018). Inspirándose en las descripciones de El libro de los seres imaginarios (1957) de Jorge Luis Borges, en Bestiario la artista escaneó su cuerpo mientras evolucionaba hasta convertirse en un conjunto de criaturas fantásticas. Así, empleando una iconografía similar a la de los hologramas, visibiliza las fantásticas transformaciones de su figura en un estado de constante metamorfosis. Por su parte, Posturas favoritas toma como punto de partida la idiosincrasia del pulpo para sugerir un cuerpo sin límites, una criatura completamente líquida e inmensamente sensible dotada de una inteligencia descentralizada y múltiple, cuyos movimientos fluyen libremente entre el interior y el exterior, el ser y el ambiente.
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