El gato es un animal de compañía ágil, astuto y solitario. ¿Pero de dónde viene tal consideración? Los verdaderos dioses de Egipto, que tenían su estancia vetada en exclusiva para el templo, se proclamaron como seres diabólicos en la Edad Media. Repasamos la historia del felis catus para comprender la llegada de los peludos a nuestros hogares.
La domesticación del gato parece tener su origen en el Oriente Medio, cuando el hombre primitivo se estableció e inventó la agricultura. Sin embargo, parece que el gato vivió más bien como un comensal de aves y roedores que como mascota, pues es un animal independiente.
Poder domesticarlo requirió más tiempo que la de cualquier otro animal. Hacia el 3000 a.C., en Egipto, los gatos eran tan valiosos como protectores del grano almacenado y en el control de las plagas de roedores que fueron considerados como compañeros de la casa y como dioses. Allí, a su muerte, el cuerpo del animal se embalsamaba y se llevaba al templo que Bastet, diosa de la maternidad y la fertilidad, que tenía en Bubastis. Esta diosa estaba representada con apariencia de mujer y cabeza de gato. La exportación de gatos fuera de Egipto estaba prohibida, y en determinadas épocas, su posesión era privativa del faraón y de los templos.
DE EGIPTO A LA EDAD MEDIA
En la Grecia antigua apenas era conocido y se empleaban serpientes y comadrejas como cazadores domésticos. En Europa, el empleo del gato como tal se extendió especialmente desde que, en el año 525, llegara a Bizancio la rata común a bordo de un barco de la India, responsable de la peste bubónica o peste negra que tantas víctimas provocó a lo largo de toda la Edad Media. Entonces la suerte del gato cambió.
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La superstición generalizada acusó a los felinos de seres diabólicos, quizá por su astucia o porque se creía que las brujas podían tomar forma felina. Con frecuencia fueron quemados, torturados, ahorcados y lapidados. Una forma muy popular de ejecutar a una bruja era encerrarla en un saco con varios felinos y arrojarlos al río. ¿Las consecuencias? Las ratas y ratones camparon a su antojo por todas partes, arrasando ciudades y comarcas al transmitir la peste al hombre a través de la picadura de las pulgas.
Cuando se descubrió que el gato no era el causante de la peste, se volvió a reconocer su utilidad y, con mesura, se extendió su brillante pelaje por toda Europa. En el siglo XVIII ya estaba presente en algunos hogares, y fue en el XIX cuando empezaron a alcanzar popularidad. Ya en el siglo XX, comenzaron a seleccionarse razas y a realizar exposiciones, y su uso como animal de compañía alcanzó entonces su verdadero momento culmen.
En la actualidad, en España , ‘100×100 mascota’ es una feria internacional celebrada en Madrid en exclusiva al animal de compañía, y donde se pueden encontrar las razas más bellas de gatos. Entre los miles de grupos que surgen para su protección y cuidado, podemos encontrar la Asociación Felina Española-AFE-, que presentará en Alcañiz (Teruel) para el 21 y 22 de octubre una exposición internacional. Así, la vacunación y el respeto de los peludos es un requisito primordial en nuestros días.