El 5 de febrero llega al espacio cultural Nueve Norte, ubicado en el número 9 de la calle Norte, en Madrid la nueva producción teatral 'Violencia afectiva suite', escrita y dirigida por Delfín Estévez e interpretada por Fran Vélez, Raúl Sáez y María José Gil.
La obra, que podrá verse todos los próximos viernes en una única función a las 17.00 horas, es, como explica su director, una propuesta perturbadora sobre la relación entre el amor y el dolor. Un auténtico viaje por el que, junto al cuadro de actores, quiere que el espectador reflexione sobre profundas cuestiones como la felicidad, la influencia de las estructuas sociales en la violencia o, incluso, la destrucción.
Entra en la "Violencia Afectiva Suite". No saldrás indiferente:
Un equipo de investigación se vuelca en un desafío inédito: localizar el misterioso mecanismo que permite que la alegría, la ternura y la plenitud degeneren hacia la desesperación, la violencia y la muerte.
Nos situamos en un futuro no muy lejano, un mundo donde los avances tecnológicos ofrecen la posibilidad de llevar a cabo todo tipo de experimentos sociales, donde la privacidad y la ética quedan en un segundo plano a cambio de obtener respuestas definitivas para las grandes encrucijadas de nuestra especie.
¿Qué encontraríamos si fuera posible monitorizar desde un laboratorio cada uno de los momentos y las capas que atraviesa una relación, desde el flechazo fundacional hasta su acta de defunción? ¿Encontraríamos la explicación al derrumbe de nuestros proyectos afectivos? ¿Amar es destruir?
La violencia, eje central de la obra
En esta ocasión, el enigma de la violencia se ha situado en el centro del proceso.
¿Hasta qué punto una estructura social, familiar o ideológica es responsable de los actos de violencia de un individuo aislado?
El uso de la violencia en el marco de las relaciones interpersonales es un fenómeno tan común que en la mayoría de las ocasiones queda invisibilizado: nuestros ojos ya se han acostumbrado a esa violencia.
¿Cuál es la relación entre el individuo que normaliza la violencia y la sociedad que lo sostiene?
En nuestro afán por identificar las fuentes que alimentan el cauce de la monstruosidad, hemos rastreado múltiples parámetros: económicos, culturales, religiosos, laborales… cada una de estas coordenadas ha revelado su peso específico en la confección de un sistema de relaciones donde la agresión se asume como una parte más del juego.
Sobre el texto
A menudo sentíamos que el impulso que nos llevaba a seguir adelante se parecía a un trampolín de espinas.
Buscábamos las palabras fundacionales de nuestra fábula. Un día, por fin, creímos encontrarlas: “Propiedad” y “pérdida”. Desde entonces, esas dos heridas nos acompañaron a lo largo del viaje.
Así fue como el texto se fue tejiendo en torno a sus propias espinas. Cada uno de los nueve cuadros que conforman la historia es un intento por rastrear el camino que conduce del fervor a la abrasión.
¿Puede un proyecto de ternura convertirse en un escenario para el horror?
Así fue como terminamos habitando territorios extraños, espacios devastados, veredas atravesadas por voces lejanos… y entre aquellos rumores, siempre la misma letanía… ¿amar es destruir?