Marian Álvarez y Andrés Gertrúdix llenan la pantalla. Han rodado a las órdenes de Fernando Franco y, en breves están en Donostia, en la sección oficial del Festival de San Sebastián, que el realizador conoce bien y donde se le han reconocido sus primeros éxitos.
Morir, basada en la novela del austríaco Arthur Schnitzler, ha sufrido una metamorfosis al llegar a la pantalla. “Ha sido tan grande que lo que ha sobrevivido es, sobre todo, la inspiración y quiero creer que su espíritu: la idea de no centrarse tanto en lo concreto de una enfermedad sino en conectarla con otra idea, la de la fragilidad del amor”, dice Franco.
“Es a partir de ahí, desde donde intentamos construir el retrato del momento de vértigo de una pareja; una encrucijada, en la que los límites entre el blanco y el negro, lo bueno y lo malo, se diluyen en un mar de sentimientos complejos, muchos de ellos contradictorios, quizás incómodos, pero no por ello menos humanos”.