Casi todo se cura viajando, ya hablaba de ello Unamuno. Aunque seguramente Don Miguel se refería a coger la maleta y comprar un billete como condición sine qua non o bien a deslizar nuestros ojos por las páginas de un libro y dejar volar nuestra mente. Hoy podemos llegar a muchos lugares e incluso sumergirnos en todas las culturas desde nuestra casa, sin movernos. Y en estos tiempos marcados por la COVID-19, la unión de los conceptos viaje y salón de casa cobra todo el sentido.
La colección, que incluye más de cien títulos, está disponible en todo el mundo. “Hecho en África” se compone de películas y programas con licencia antigua, como Diamante de Sangre, y de obras de nueva creación, como la serie Queen Sono, la primera producción africana de Netflix estrenada en febrero que narra las operaciones encubiertas de una espía sudafricana por todo el continente , o Blood & Watter, que podremos ver en breve.
Desde la plataforma han querido poner en valor la creación africana agrupando toda la oferta bajo un título genérico para así lograr una mayor proyección y facilitar el acceso de los espectadores suscritos a todo el contenido que de alguna manera esté relacionado con África.
Con Mokalik podremos ver Nigeria a través de los ojos de un niño que deja su hogar para trabajar en un taller mecánico. Con El niño que domó el viento viviremos la fuerza creativa e innovadora de un joven de 13 años que a pesar de las circunstancias adversas logra llevar agua a su aldea, la historia basada en hechos reales tuvo lugar en Malaui.
Azali, realizada en Ghana, habla de la crueldad que se cierne sobre algunas niñas obligadas a matrimonios concertados; Amina con 14 años escapa de la boda con un hombre de 70 y es secuestrada por traficantes de esclavos. Beasts os No Nation, película estadounidense de 2015 rodada en Ghana y basada en la novela de Uzodinma Iweala, explica la cruel y desoladora vida de los niños soldado.
El documental Jane nos lleva a Tanzania de la mano de Jane Godall y sus primeros contactos con chimpancés. Menos amable es el relato de El juego del marfil, producido por Leonardo Dicaprio, en el que Kief Davison y Ricard Ladkani, directores del documental, se infiltran en una red de tráfico de marfil destapando a contrabandistas y furtivos.
Un amplio abanico de propuestas para mostrarnos un continente tan cercano y lejano a la vez. Historias entrañables llenas de vida y esperanza y relatos tan duros como verdaderos. Quizá, este mes de mayo gracias al “entretenimiento” que nos proporciona Netflix, podremos empezar a comprender las razones que llevan a muchos de sus habitantes a jugarse la vida para venir a Europa. Aunque eso es otra historia.