Treinta años de recorrido por España que Pablo Carbonell presenta en la función ‘El mundo de la tarántula’, basada en su libro homónimo en el que cuenta sus memorias. El 1 de septiembre es el día elegido para que el artista, conocido por sus intervenciones en ‘Caiga quien caiga’, regrese al escenario en el Teatro Calderón de Valladolid.
Entre el monologo y el musical, relata con franqueza pero también con el sentido del humor que le caracteriza, desde los días de infancia hasta sus proyectos más recientes. “Antes de salir a actuar no me tengo que concentrar en ningún personaje. Incluso cuando canto alguna canción lo hago porque me conecta íntimamente con un tiempo o una persona que tiene un significado emocional para mí”, confiesa Carbonell.
Esta nueva expresión artística del interprete tiene algo especial. Carbonell testifica que “mientras escribía el libro fui descubriendo una serie de cosas, esas mismas cosas las volveré a descubrir en el escenario. Las lágrimas y las carcajadas también serán las mismas”.
LITERATURA AUTOBIOGRÁFICA
Se publicó el 16 de marzo en la editorial Blackiebooks y ha escalado hasta los primeros puestos en ventas de libros no ficción. En julio ha estado en el Teatro Bellas Artes de Madrid, y se esperan nuevas fechas. Carbonell prosigue explicando que el trabajo que han desarrollado con el director José Troncoso “ha despojado al espectáculo de su aspecto testimonial o el tono de conferenciante. Las cosas suceden, se ven, se sienten, no se narran”.
[Sumario]
Rock and roll alimaña, Aceitunas y Estrellas o Mundo caracol son algunos de los títulos de su discografía. Incluso ha trabajado con Raimundo Amador con la canción “¡Ay qué gustito pa’ mis orejas!” en 1995; o en 18chulos Records junto a Javier Krahe, Santiago Segura o El Gran Wyoming.
En la pequeña pantalla le recordamos por su participación en ‘¡Tú sí que vales!’ o ‘El Intermedio’. También tiene dotes para la interpretación, como su prima Aitana Sánchez-Gijón, por eso ha estado en la serie ‘GymTonic’. Incluso se atreve con la dirección en ‘Atún y tomate’.
