Aerosmith se llevó el oro en la tercera jornada del RockFest 2017

El tercer día del festival cerró con gran éxito la edición de este año.
Roberto Sada
España
07.07.2017
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El tercer y último día del RockFest Barcelona 2017 tenía como principal reclamo la actuación de los norteamericanos Aerosmith, 7 años después de su última visita a la Ciudad Condal. Pero, aparte de Aerosmith, bandas como Airbourne, HammerFall, Sepultura o los Europe resultaron lo suficientemente atractivas como para que el recinto del festival tuviese una buenísima entrada de asistentes desde primera hora de la tarde.

Los barceloneses Imperial Jade fueron los encargados de inaugurar la jornada, a las 12.30 horas. Estas complicadas horas del día se vieron animadas también por el hard rock de los norteamericanos Killcode y por el heavy metal clásico de una banda que ya es una institución, los alemanes Rage. La banda de Peavy Wagner vino a presentar su nuevo disco, “Seasons of the Black”, editado este mismo año, pero tampoco se olvidó de tocar sus temas clásicos.

A las 15.25 horas salieron a escena los Black Star Riders, o lo que es lo mismo, los Thin Lizzy actuales con otro nombre. Ya estuvieron el año pasado en el RockFest, en aquella ocasión bajo el nombre de Thin Lizzy, interpretando únicamente temas del mítico grupo del fallecido Phil Lynott. Esta vez venían como el grupo nuevo que son, y dispuestos a demostrar que como Black Star Riders han compuesto suficiente material de calidad como para no depender exclusivamente de los clásicos de Thin Lizzy. Además, acaban de editar un nuevo álbum, el tercero de su corta trayectoria, el cual está recibiendo muy buenas críticas.

Liderados por el guitarrista Scott Gorham y con la voz y la actitud de Ricky Warwick al frente del grupo, Black Star Riders no decepcionaron. Centraron su actuación en temas propios, como “All Hell Breaks Loose” o “The Killer Instinct”, pero inevitablemente también sonaron algunas joyas de Thin Lizzy, como fue el caso de “The Boys Are Back in Town” o la versión del tema tradicional irlandés “Whiskey in the Jar”.

Tras Thin Lizzy les tocaba a los heavys suecos HammerFall. Nunca les había visto en directo, y la verdad es que me sorprendieron para bien. Liderados por el vocalista Joacim Cans y el guitarrista Oscar Dronjak, HammerFall salieron desde el principio dispuestos a comerse el escenario, ¡y ya lo creo que lo hicieron! Enfundados en ropas de cuero, y sin importarles el calor que hacía a esas horas, la banda se entregó al máximo e interpretó temas de toda su carrera, que abarca ya 20 años. Sonaron entre otras “Last Man Standing”, “Renegade”, “Let The Hammer Fall”, “Hammer High”, “Bushido” y “Hearts on Fire”, con la que terminaron su impresionante concierto. Fue sin duda uno de los mejores grupos de la jornada, y el público correspondió su esfuerzo coreando su nombre en varias ocasiones y brindándoles grandes ovaciones.

HammerFall se lo pusieron bastante difícil a Sepultura, que tocaban a continuación. Aún así, la banda, actualmente liderada por el guitarrista Andreas Kisser, no se achantó y ofreció un potente concierto en el que, para mi gusto, destacó el vocalista Derrick Green, por su tremendo vozarrón. Ya sabemos que la mayoría quisiera ver a Sepultura con los hermanos Cavalera de nuevo al frente, pero va siendo hora de reconocer, después de casi dos décadas en la banda, la labor de Derrick Green, al menos, y como mínimo, en directo. Cierto es que sus últimos discos no le llegan a la suela de los zapatos a los álbumes con Max Cavalera, pero en concierto Sepultura siguen siendo una apisonadora. Tocaron temas como “Sworn Oath” y “Resistant Parasites”, incluidos en su nuevo álbum, “Machine Messiah”; pero los momentos más intensos llegaron de la mano de clásicos como “Inner Self”, “Territory”, “Refuse/Resist”, “Ratamahatta” o el que irremediablemente cerró la actuación, “Roots Bloody Roots”. Gran concierto de Sepultura.

Tras la brutalidad de Sepultura, los británicos Thunder salieron a defender su hard rock de corte más clásico. Muy entregados y comunicativos con el público, la banda liderada por Danny Bowes estuvo bastante bien. Vinieron con un nuevo disco que presentar, titulado “Rip It Up”, del que tocaron algunos temas, pero fueron clásicos como “Backstreet Symphony” los que la audiencia recibió más calurosamente. Eso sí, incomprensiblemente no tocaron “Dirty Love”. En cualquier caso, buena actuación de Thunder, todavía bajo un sol de justicia.

Eran las 19.45 horas, y los siguientes en actuar eran Airbourne. Esta banda de hard rock australiana tiene fama de ofrecer unos concertos salvajes, y por lo que pudimos ver y oír en el RockFest, esa fama está bien ganada. Al ritmo de su tema “Ready To Rock”, Airbourne salieron a escena rebosando energía y, precisamente, “preparados para rockear”. Su cantante, guitarrista y líder, Joel O’Keeffe, es una auténtica bestia del escenario: lo recorre de un extremo a otro, salta, anima al público continuamente… ¡incluso se reventó una lata de cerveza en la cabeza en un momento de subidón! Es todo un espectáculo en sí mismo. Por supuesto, los otros tres miembros del grupo no se quedan atrás con respecto a Joel, y cada uno en su espacio suda la camiseta como si se tratase de la última actuación en su vida.

Canciones como “Too Much, Too Young, Too Fast” o “Stand Up for Rock ‘n’ Roll” cayeron como auténticas bombas sobre la audiencia. De su más reciente álbum, “Breakin’ Outta Hell” (2016), además del tema-título, interpretaron “It’s All for Rock ‘n’ Roll”, la cual, según dijo el vocalista, está dedicada a Lemmy Kilmister. “Live It Up” fue aprovechada por Joel O’Keeffe para efectuar lanzamiento de vasos de cerveza al público, que se esforzó en atraparlos al vuelo.

Airbourne finalizaron su tremendo concierto con el tema que da título a su primer disco, “Runnin´ Wild”, editado hace ya diez años. La banda se entregó al máximo, no paró ni un segundo durante la hora que duró su actuación y el público lo disfrutó al máximo.

Y del hard rock enérgico y crudo de Airbourne, pasamos al rock metal más alternativo y de influencia noventera de los norteamericanos Alter Bridge. La banda de Mark Tremonti y Myles Kennedy ofreció un concierto muy similar al visto en Madrid cuatro días antes, teloneando a Aerosmith. Su rock potente, con riffs machacones conectó muy bien con la audiencia del RockFest, y temas como “Come To Life”, “Isolation”, “Metalingus” o “Rise Today” fueron muy bien recibidos por el gran número de asistentes que a esas horas llenaba la explanada del recinto Can Zam.

Tras Alter Bridge, salieron a escena los Europe. La mítica banda sueca preparó un setlist muy centrado en los temas de su segunda y actual etapa, y con muy pocos clásicos de sus discos de los años ´80. Desde que en 2003 se reuniesen, los Europe han editado un total de cinco discos de estudio con un sonido muy distinto al de sus álbumes clásicos, mucho más duro, pesado e incluso oscuro. Un buen ejemplo de ello es el disco “Bag Of Bones” (2012), o mejor aún, su último trabajo hasta la fecha, “War Of Kings” (2015), radicalmente distinto del sonido de álbumes como “Out Of This World” (1988). Mejores, peores… es cuestión de gustos, pero desde luego son discos muy distintos.

Esto no es algo nuevo, llevan 15 años con este sonido, y me parece genial que crean en lo que hacen y quieran evolucionar, pero por otro lado, veo como un error que en un festival toquen la mitad de temas de su segunda época. Los repertorios de los grupos en los festivales suelen ser una especie de grandes éxitos, ya que no tocan ante un público que haya ido a verlos a ellos exclusivamente, sino que es posible que parte de los asistentes nunca los hayan visto en directo o incluso casi no conozcan su discografía.

Los Europe no tuvieron esto en cuenta, y si bien tocaron clásicos como “Rock The Night”, “Ready Or Not”, “Superstitious” o el inevitable “The Final Countdown”, la mitad de su repertorio estuvo integrado por temas más recientes, como el inicial “War Of Kings”, “Firebox”, “Last Look At Eden” o “The Beast”; insisto, buenas canciones, pero no las más adecuadas para un festival y un concierto de una hora. En resumen, la banda tocó motivada, se esforzó, pero salvo en los clásicos de los ´80, no recibió una respuesta especialmente entusiasta por parte del público.

¡Y por fin! A las 23.00 horas salieron a escena Aerosmith, las estrellas del día, y del festival, junto a Deep Purple y Alice Cooper. Tras el mismo video introductorio que vimos en Madrid, la banda saltó al escenario con “Let The Music Do The Talking”, de nuevo con Steven Tyler y Joe Perry ocupando la punta de la pasarela y provocando la euforia de los asistentes.

Steven Tyler, como siempre, se convirtió enseguida en el principal foco de atención, tanto por sus extravagantes ropajes (con unas gafas que destacaban por encima de todo), como por sus característicos movimientos, bailes y poses. El carisma de Tyler es desbordante, y el resto de la banda lo sabe, por lo que le dejan toda la pasarela a él solo, acercándose como mucho un par de veces durante todo el concierto. Tom Hamilton, Brad Whitford y Joey Kramer siempre han tenido un papel más secundario, ellos tocan “en la sombra”; eso sí, son pieza fundamental del sonido Aerosmith, y el público lo sabe, demostrándoles su admiración y cariño cada vez que tienen ocasión.

Joe Perry es el único que puede soportar un cara a cara en escena contra Tyler, y por eso en “Nine Lives” y “Love In An Elevator” todavía se deja ver por el extremo de la pasarela junto a él, y lo hará durante algunas ocasiones más, como en “Come Together”.

El repertorio que Aerosmith interpretaron en Barcelona fue prácticamente calcado al de Madrid, añadiendo como única variación el clásico “Chip Away The Stone”, el cual fue recibido como un regalo por el sector del público más veterano. Al igual que con Europe, debo achacar a Aerosmith una pequeña crítica, y es que no incluyeran más éxitos en su repertorio, teniendo en cuenta que tocaban en un festival. Cierto es que casi todo su setlist está formado por éxitos, pero la discografía de Aerosmith es tan buena y tan extensa, que en esta ocasión me dolió tener que volver a escuchar cuatro versiones de otros grupos (y especialmente un “Oh Well” de Fleetwood Mac, de casi diez minutos), cuando podrían haber tocado en su lugar “Toys In The Attic”, “Crazy”, “Back In The Saddle”, “Draw The Line” o “What It Takes”, por poner unos ejemplos.

En cualquier caso, y teniendo en cuenta la impresionante actuación que nos brindaron, este es un mal menor. Steven Tyler volvió a cantar casi de forma irreal, y el resto de la banda tocó con las mismas ganas y habilidad que podía tener 30 años atrás. Practicamente todos los momentos que vimos en Madrid se vivieron en Barcelona y, de nuevo, uno de lo puntos álgidos llegó con “Dream On”, con el piano de cola blanco en el extremo de la pasarela, el solo de guitarra de Joe Perry y los gritos de Tyler en la parte final de la canción, mientras salían unos potentes chorros de humo del escenario.

El final llegó nuevamente con “Walk This Way”, una lluvia de confeti y la banda al completo despidiéndose de un entregado público que coreó su nombre y el típico “oé, oé, oé”. Grandísimo concierto de Aerosmith que, como en Madrid, dejaron claro que aún tienen cuerda para rato, por mucho que digan que esta es su gira de despedida.

Se acercaba el final de esta edición del RockFest, y aunque muchos asistentes se marcharon tras el concierto de Aerosmith, también fuimos muchos los que decidimos quedarnos para disfrutar de las dos bandas tributo que iban a tocar a continuación.

Por un lado, estuvieron los argentinos God Save The Queen, un grupo de tributo a Queen realmente fabuloso. Caracterizados como la mítica banda inglesa a mediados de los ´80, los God Save The Queen me hicieron llegar a creer que Freddie Mercury había resucitado y Brian May, John Deacon y Roger Taylor habían rejuvenecido 30 años. Este grupo argentino es realmente calcado a Queen, suenan iguales, se parecen físicamente y se mueven igual, muy especialmente el vocalista Pablo Padín, quien además de tener una voz muy parecida a la de Mercury, se mueve exactamente de la misma manera. Fue muy bonito poder ver una recreación tan fidedigna de lo que fueron Queen, y escuchar temas como “Somebody To Love”, “I Want It All”, “Tie Your Mother Down” o “Another One Bites The Dust” tan magistralmente interpretados. Absolutamente recomendables.

Mientras tanto, en la carpa Rock Tent, otro fantástico grupo tributo estaba decidido a dejarnos sordos para siempre. Eran los Bömbers, la mejor banda tributo a Motörhead que he visto, y que cuenta con el aliciente añadido de que su vocalista no es otro que Abbath, el temible cantante de black metal, ex Immortal, que dos días antes tocó en uno de los escenarios principales con su banda. Fue increíble ver lo bien que Abbath imita los movimientos, la voz y la actitud de Lemmy Kilmister (de hecho, él bien podría ser el Lemmy del black metal).

Los Bömbers empezaron su brutal actuación precisamente con el tema “Bomber”, y durante una hora, y con un sonido verdaderamente ensordecedor (sin exagerar, el más alto que oí en todo el festival), interpretaron un repertorio centrado en los cinco primeros discos de Motörhead, con las únicas excepciones de “Killed By Death” y “Orgasmatron”. De este modo, sonaron “Stone Deaf Forever”, “Motörhead”, “No class”, “Iron Fist”, “Stay Clean” y “Metropolis” entre otras. El final, como en muchos conciertos de Motörhead, llegó con “Ace Of Spades” y “Overkill”. Aplastante concierto de Bömbers que puso fin de la mejor manera posible a la cuarta edición del RockFest Barcelona.

En total, han sido tres días en los que han tocado 51 bandas. Las cifras de asistencia han mejorado las de las ediciones anteriores: según RocknRock, promotora organizadora del festival, el viernes 30 de junio acudieron 21845 personas, el sábado 1 de julio 23318, y el domingo 2 de julio 24983 personas, por lo tanto, éxito absoluto. Y en cuanto a las actuaciones vividas, en mi opinión, los triunfadores del festival han sido Alice Cooper, Aerosmith, Running Wild, Saxon, HammerFall, Eclipse y Avantasia, valorando la calidad de las actuaciones ofrecidas, la respuesta del público y la cantidad de asistentes que acudieron a verlos.

El RockFest Barcelona se ha establecido como el mejor festival de rock y heavy metal de España, al nivel de los festivales europeos. Ojalá pronto empecemos a conocer datos sobre la quinta edición, en 2018, estoy seguro de que no defraudará.

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