Los tópicos nos persiguen allá donde vayamos. Da igual el trabajo los asesores históricos, la documentación histórica y la investigación previa de los guionistas a la hora de presentar una trama fiel a los sucesos históricos e interesante a la vez. Es imposible huir de ellos y más si se trata de un producto audiovisual, que parece querer seguir ahondando en el negrolegendarismo o, lo que es peor, en la ignorancia más supina.
Así, el sexto episodio de la serie británica The White Princess, producida por Starz para la BBC, y que podemos ver en España a través de la plataforma de distribución de contenidos audiovisuales HBO, presenta la recepción real de acogida a los reyes ingleses, Enrique VII y Isabel de York, de una forma que es un puro esperpento y un despropósito histórico, a la par que un auténtico ridículo audiovisual.
En ella, al llegar los reyes ingleses a una Alhambra de Granada que es el Palacio Real de Sevilla y que no se han molestado en decorar, se nos presenta a la hija de los Reyes Católicos, Catalina de Aragon y futura esposa de Enrique VIII, bailando, junto con el resto de la corte, una coreografía que mezcla flamenco, espectáculo de coros y danzas, pasos de baile que intentan parecerse a Joaquín Cortés pero que parecen los de un inglés en Magaluf a las 5 de la mañana bailando Despacito. Pasen y vean y procuren no sonrojarse, indignarse o reírse demasiado. Y más cuando descubran que la rubia, pecosa y casi albina Isabel la Católica es interpretada por Rossy de Palma.
También habrá quien diga que el flamenco es un arte tan mayúsculo que hasta los ingleses han caído presa de su mito, pero está por ver.