Vestía un abrigo rojo y después de más de dos horas de conciertos esperaba impaciente a que saliera su ídolo. Aunque no concedía autógrafos con ella hizo una excepción, tomaron la cartulina rosa con letras de colores que con tanto esmero había pintado y Raphael le dedicó a aquella niña almeriense su pancarta.
El artista jienense sigue “Loco por cantar” como anuncia su nueva gira que emprendió la andadura el pasado viernes en el Auditorio Maestro Padilla. Raphael conocedor de su público, pues forma parte de la iconografía musical de cinco generaciones, canta los temas de siempre y los actuales durante sus shows.
El nuevo LP está compuesto por músicos de la escena indie española. Artistas como Bumbury, Vega, Mikel Izal, Dani Martín o Iván Ferreiro han escrito las canciones de Infinitos Bailes, porque desde que el jefe tocara en el Festival Sonorama en 2014 se llevó de calle a todos los modernos escandalizadores por naturaleza.
Los rafaelistas lo dan todo en el directo de otra manera no podría ser posible con un artista que canta entregado y agradecido a su público, vive la canción a la vez que la interpreta. En el concierto del sábado la energía transmitía llegó al gallinero de un auditorio colmado hasta los palcos con visibilidad reducida ese donde suelen situar a la prensa.
Un gran artista, en un gran escenario, rodeado por grandes músicos y profesionales de manera que el espectáculo fue impresionante a la altura de este consagrado de la música nacional e internacional.
Cabe mencionar Por una tontería o Nostalgias, el piano de cola negro que había sobre el escenario tomó protagonismo junto a la infatigable voz de Raphael que sin ningún apoyo permaneció perfecta durante los 41 temas. Un momento íntimo y más sencillo a la vez que grandioso por la interpretación de cantante y pianista.
Y sabor, sabor latino. Rodeado por guitarras y en acústico el artista interpretó Gracias a la vida, Acuarela del Río, El Gavilán y Cuando Llora mi guitarra. Vestidos de riguroso negro, en el centro del escenario y alumbrados por un foco cenital. Un momento mágico y bello.
1190 personas es el aforo del Maestro padilla, imagine todas esas voces en pie cantar Como yo te amo, dirigidas por Raphael, la canción acaba: “amor, amor, amor”. Esas personas coreaban una de las palabras más hermosas y significativas de la lengua española, a la vez que el artista se metía la mano en el pecho y con una gran sonrisa lanzaba su corazón al público. Así acabó el concierto.