La obra de Jennifer Allora y Guillermo Calzadilla, radicados en San Juan (Puerto Rico) se sitúa en la intersección de la escultura, la performance y el video.
La farmacia tropical articula tres vídeos y esta selección pone de manifiesto la consistencia y diversidad de los proyectos que Allora & Calzadilla han realizado en la isla de Puerto Rico, un territorio que investigan desde múltiples puntos de vista y a través del cual cuestionan las relaciones entre historia cultural, ecología, y geopolítica global.
La campana, la excavadora y la farmacia tropical documenta la demolición de una gran planta de tratamiento de productos farmacéuticos, propiedad de una compañía estadounidense ubicada temporalmente en Puerto Rico. Este hecho evidencia la fragilidad material de un territorio que se caracteriza por su singular estatus colonial de Estado "libre asociado" y "no incorporado" a los EEUU. Al mismo tiempo, el desmantelamiento de las instalaciones y su maquinaria evoca el ritmo frenético con que se produce la fuga de capitales de un país castigado por una gravísima crisis de deuda.
La farmacia tropical alude al potencial que ofrece la biodiversidad del Caribe para uso humano, al mismo tiempo que subraya irónicamente las carencias sanitarias y la falta de ayuda humanitaria tras las recientes catástrofes meteorológicas que han azotado al país caribeño y que han venido a sumarse a su colapso financiero.
Esta proyección se alterna con Glándulas de dolor, tierras de sudor. La escena nos sitúa en un espacio a medio camino entre construido y abandonado: una precaria estructura para asar carnes, conocida localmente como lechonera, donde un hombre fuma pacientemente dentro de un vehículo que ha sido alterado para funcionar como torno de barbacoa.
Estas dos obras se alternan a la vez que dialogan de modo constante con Fecha límite, una película rodada originalmente en 16 mm después del paso del huracán George por San Juan de Puerto Rico. El filme captura el momento en el que una rama se balancea precariamente en el aire, entre dos palmeras. Colgando de un invisible hilo de cometa, la rama flotante desafía la gravedad y sugiere un lapso melancólico y extraño en la devastación del paisaje.