Se levanta el telón y un foco ilumina tres figuras humanas que hacen compás sobre una mesa, la voz de Cristo Heredia recorre el patio de butacas sin más acompañamiento que los nudillos enérgicos de la bailaora Ana Alonso y el percusionista Moisés Santiago cesa el flamenco y del otro lado del escenario emerge Diego Cruz entonando blues a capela y haciendo música con su propia voz.
El teatro Cervantes de Almería acogió la tarde del pasado domingo un espectáculo que el público degustó con paladar exquisito y, acogió con la calidez que suma conocer a los músicos que conquistan las tablas. `El quejío del soul´ era el nombre del espectáculo, un proyecto que los artistas han retomado 7 años después con el nexo que comparten flamenco y soul, músicas que desgarran el alma.
Un contrabajo en el flamenco o un cajón en el soul, el arte reside en hacer que empasten a la perfección y crear un sonido único que haga vibrar al público con el añadido de la música en directo. El objetivo lo cumplieron con sobresaliente el contrabajista Boris Albero y el percusionista Moisés Santiago.
Así de a poco el blues entró por bulerías, el soul por tangos y los boleros tomaron matices flamencos a través de la voz de cristo Heredia y, gracias a la guitarra de Antonio Luis López. Canciones que los músicos reinventaron, como el célebre tema de Duke Elligton, Caravane, hecho un “rumbo” dijo Diego Cruz, quien interpretó este tema a través de un compás de rumba.
Uno de los momentos más destacados de la actuación fue un soul por tangos al que Ana Alonso dio forma a través de la expresión de su danza, el gesto de su cuerpo y, la energía y pureza que desprende su baile. Sus pies hicieron compás en el soul, como entraba los jaleos para derivar en unos tangos propiamente flamencos con la incursión del contrabajo.
La noche no pudo terminar de otra manera que con la platea en pie y una merecida y resonada ovación. `El quijío del soul´ demostró que el soul al flamenco, y el flamenco al soul es como el viento a la fragua.