Mmm, ahora me toca hablar a mí. Yo soy Adrià y por lo que he escuchado me faltan 11 días para salir. ¿Salir? ¿Qué debe significar? A ver, aquí cabeza abajo ya empiezo a cansarme y además doy patadas y me muevo mucho, y esto no se hace más grande. Se está calentito pero, también es verdad, un poco estrecho.
Sé que ella está nerviosa. No soy un experto, pero cuando hago piruetas muy seguidas y ella pone sus manos sobre mí noto que le pasa algo. Yo sólo me quedo quieto cuando escucho la voz calmada de él. Por lo que ella dice es papá y sus manos son distintas, muy grandes, así que cuando me dice que deje descansar a mamá, pues se me pasa el baile y quietecito me quedo. Ella sonríe y me llama puñetero, espero que no sea nada malo.
Sé que tenía muchas ganas de seguir escribiendo, pero desde que os contó cómo nos iba han pasado muchas cosas y además creo que han sido las semanas en las que más relajada, esa palabra se la escucho decir a menudo, ha estado. Las personas con bata blanca le decían que todo iba bien y lo que más me ha gustado es que me ha llevado mucho a una tripa súper grande con mucha más agua de la que tengo yo y ha sido una pasada. Sobre todo, me lo he pasado pipa cuando ella sumergía la cabeza y me daba un masaje: arriba, abajo, arriba, abajo, ufffffffffffffffffffffff, qué divertido.
Tiene un calendario donde va poniendo números y la palabra semanas, y veo que desde que marcó la 37 está un poquito más triste. A ver, mi mamá, según parece, es muy emotiva y por ejemplo cuando se despide de papá a mí me entra hipo y los dos nos coordinamos para ir al mismo ritmo. Aquí es donde mi abuela- tengo ganas de conocerla, es como yo y no para quieta- le dice que no haga eso que yo me daré cuenta y entonces mamá siempre dice: “perdóname, pero estoy muy tonta”. No creo que sea tonta, pero entre que soy un guerrero y que ha estado malita, pues no se ríe tanto.
Además, ese señor que la ayudó tanto a hablar de cómo se sentía y nos dio unos caramelos para tomar ya le dijo que ahora en la recta final toca hacer un gran esfuerzo, y nada de chucherías. Ella es mucho más fuerte de lo que cree, pero a veces le cuesta y piensa que me voy a enfadar o que voy a sentir que no es feliz. Puede que sea un cabezón en remojo, pero sé que mi mamá me quiere mucho y que las culpables se llaman hormonas (verás tú cuándo las encuentre y hable con ellas).
También es verdad que parece una tripa andante, cuando nos levantamos por la noche ya se tiene que sujetar y girarse, porque le pesa el cuerpo. He escuchado eso de “seguro que no llevas dos” y no tengo claro qué significa, pero os aseguro que aquí estoy solito.
No es que no quiera salir, es que aquí dentro estoy a gusto y además ya la he escuchado decir “en qué mundo vivimos”, mientras se pone triste o se enfada y así tampoco me anima mucho a dar el gran paso. Sí, sí, resulta que soy yo el que tiene la llave y el día que quiera hacer clic, ya dejaré esta camita tan chula que he tenido todos estos meses. Me han puesto el contador en marcha, así que tendré que deshojar la margarita más rápido.
Ahora ya sabe que para que me quede quieto necesito un masaje. Primero pondrá música muy tranquilita y luego una cosa que resbala en la tripa y me amasa. Me hago el remolón y doy algún golpecito, pero al final me quedo dormidito, porque me gusta.
Mañana tenemos que ponernos las correas; a mí no me gustan porque me aprietan y me siento observado, pero ella siempre dice que “se queda más tranquila” y por mi mamá, merece la pena.
Ya os contaré cómo llevo mi indecisión. ¿Salgo antes o dejo que siga tachando los días del calendario?
