Con una compañía de once bailarinas y bailarines africanos, la Dance Factory Johannesburg, Dada Masilo se apropia de este gran clásico, con sus temas, la música de Tchaikovski, sus tutús y sus zapatillas de punta.
En su coreografía, mezcla virtuosamente la danza de puntas y la danza contemporánea con poderosas influencias africanas, todo con una energía explosiva y una buena dosis de humor.