María Pagés interpreta Una oda al tiempo acompañada por un cuerpo de danza de cuatro bailaoras y cuatro bailaores junto con siete músicos en directo.
En esta pieza única, la bailaora continúa su diálogo permanente con la memoria del baile flamenco, que constituye en realidad su propia memoria.
Las coreografías de Una oda al tiempo recogen la esencia rítmica de cómo vivimos la experiencia temporal concreta y emocionalmente, cómo afecta a nuestros sentimientos.
Apoyándose en la sublime tradición dancística y musical flamenca, María Pagés narra las estaciones de la alegría de estar en la vida, de la euforia, del amor, del deseo, de la exaltación de los sentidos y del cuerpo, de la belleza, de las utopías; pero también el tiempo de la melancolía, del repliegue sobre uno mismo, del miedo, de la guerra y de la memoria, como espacio ético para elegir el camino.