Decir Marisa Paredes es rememorar un tiempo pasado en el que nos cobijamos como niños en el regazo de la abuela. Ella es protagonista de emociones que transitan por nuestras vidas, tan ajenas a la suya y tan agradecidas al saber transmitir, al hacernos reír y llorar casi al mismo tiempo, ya desde Estudio 1, hasta su último Hamlet, con Eduard Fernández.
Está en los filmes de Almodóvar; esos tacones que aún resuenan, como la Flor de mi secreto; en Italia y Francia… en más de un centenar de proyectos; pero, para mí, un recuerdo especial para la Ópera prima, de Trueba, que presentó en los 80, con Óscar Ladoire, donde Ella y todos están espléndidos, como lo está en muchas más interpretaciones.
Hoy, jueves 17, Marisa Paredes recoge el Premio Puente de Toledo, en la 37ª Semana de Cine Español de Carabanchel (Madrid); ya tiene un Goya de Honor y otros muchos galardones que salpican con gracias una trayectoria de lucha, entrega, determinación e inteligencia. Cuando miro atrás, el tiempo me seduce hasta pensar que nada de lo de hoy, estaría en pie sin esta generación de grandes actores, con piel de camaleón, que han sacudido conciencias sobre escenarios, a veces llenos, a veces no tan llenos.
Manuela Carmena hace entrega, a las 12:30h, a la Paredes, del reconocimiento, agradecimiento y orgullo que muchos rendimos a una Señora de La Escena. Qué suerte poder ver a dos mujeres impecables y poderles aplaudir, hasta que duelan las manos, y dar rienda suelta a esas lagrimitas que siempre nos acompañan. Jo! El tiempo pasa, pero… estamos estupendas! “La vocación es perseguir un sueño”, dice Marisa. Felicidades. Enhorabuena.
Marisa, en Late Motiv: “Una invitada de honor” (auténtica)