La tormenta perfecta

Por Marga Font Roig.
Edurne García Ordóñez
España
28.11.2018
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Ahora que tú y yo tenemos todo el tiempo del mundo para conocernos, te contaré un par de cosas.

Ya hemos visto que mami no es una embarazada ‘tipo’. Podría poner estándar pero así queda mejor. Me refiero a que, partiendo de la base de que una mujer en estado está encantada de conocerse, y la tuya no deja de subir y bajar del tren hormonal, no te contaré lo híper feliz que me siento, las mariposas que he notado o que abro los ojos y lo veo todo rosa con elefantes en tutú dando vueltas a mi alrededor.

“No os enteráis de nada”

Por supuesto que estoy contenta, con muchísimas ganas de conocerte, de que formes parte de nuestras vidas, pero no sería sincera si no supieses que hay momentos muy duros. El miedo a que las cosas no salgan bien nos acompaña constantemente, y aunque gracias a no habernos quedado callados y haber reconocido que un poquito de ayuda no nos iría nada mal, lo conseguimos dominar. También hemos ido mejorando mucho el gasto en pañuelos de papel. Aunque todavía queda algún que otro momento de inundación, sin previo aviso, o incluso ganas de decirle a tu padre o a tu abuela Micaela (los dos suelen ser los que contemplan el drama) “no os enteráis de nada”, lo estoy corrigiendo y ahora sólo tengo momentos de melancolía peliculera más puntuales. Eso sí, los motivos siguen siendo de lo más variopintos: tu padre no se ha afeitado y me molesta, yo estoy más cansada y me enfado por ello, una canción, una película… Todo puede desencadenar la tormenta perfecta.

Otra cosa para la que se supone que las mujeres estamos preparadísimas, son los cambios de nuestro cuerpo, y yo te aseguro que no es así. Sinceramente, a todas aquellas que me habían dicho o las que de verdad piensan que el embarazo en sí es el estado más bonito que podemos pasar… Me lo tendrán que explicar con detenimiento, porque por más vueltas que le doy, no lo pillo.

Pelo y uñas

 Los primeros meses te hace mucha gracia ver como tu tripita va cogiendo forma. La de fotos que le he dicho a tu padre que me haga en bikini, pantalón corto, luciendo cuerpo. Todavía lo controlas, es tuyo, no hay mucho margen al movimiento involuntario y sí, también es cierto que, por ejemplo, el pelo (al menos en nuestro caso) me crece con más brío y muy brillante, sin necesidad de gastarme un € en tratamientos capilares.

Las uñas, ¡qué te voy a contar! Siempre las he tenido frágiles, obligada a llevarlas muy cortitas y ahora constantemente podría estar limándolas para darles forma. Otra cosa peque son las uñas de los pies…Ahí digamos que esto de pedirle a la abuela cada semana que haga corte y confección no me gusta demasiado. No, no me preguntes que lo haga solita porque soy incapaz de llegarme al pie sin contorsiones bruscas.

¿Dónde están los pies?

Otro tema es la depilación. ¡Ratoncito puñetero! Mami se había hecho la foto depilación con resultados excelentes y ahora, 7 meses después, necesitaríamos un repaso intenso. Evidentemente, temas como estos me resultan superficiales; y no, no estoy en absoluto preocupada, pero sí me hace gracia ver cómo me he ido convirtiendo en un osezno. Un momento…: tampoco estamos hibernando, y me estoy acondicionando con los medios posibles; pero, claro entrar en la ducha y no verte los pies, no ayuda demasiado. Afortunadamente, son muchos años de práctica y podríamos dejarnos decentes con los ojos cerrados, pero es otro cambio que añadir a esta lista.

Tuve la brillante idea de pedirle a tu padre que si me ayudaría en esta tarea. Dije, tantos años de experiencia con la cuchilla le irán muy bien; y sólo con los ojos que puso, sumado a una expresión de “tú flipas”, me bastaron para descartarlo. Él, adalid de la practicidad, tiene claro que ahora mismo, cómo vayamos “peinados”, es lo de menos; y que ya habrá tiempo de atusarnos. Tiene razón, para qué mentir. Ojo, para quien sea importantísimo lucir divina todos estos meses, es sólo nuestra opinión. Faltaría más.

Macro braga

Otro momento divertido fue cuando le dije a tu abuela que las braguitas ya no me resultaban cómodas. Ni corta ni perezosa, me dijo que nos íbamos de mercadillo, que en los puestos de la plaza del pueblo tienen lo que necesito y que vería el cambio.

Verlo, se ve de lejos, porque cuando me las enseñó pensé: “aquí cabemos dos”. Eso no son braguitas, eso son barcos flotantes. Fui un poco reacia, pero como ya sabes que la abuela sabe un rato, me dejó claro que, si estaba incómoda llevando prendas tan pequeñas, lo que mi cuerpo me pedía era una macro braga que nos sujetase la tripa, y punto pelota. Ya llevamos unos meses con ellas y, reconoce, estamos super panchos. No son estéticas en absoluto y fijo que no se han hecho para estimular el apetito sexual, pero ¡qué puñetas! Nosotros dos, ahora, lo que necesitamos es comodidad y entre las súper braguitas y los leggins para mamis, estamos divinos y encantados de conocernos.

Divinos

¿Ves cómo he ido mejorando? Nosotros, ante todo, y a quien no le guste, que no mire. Igualmente, tu padre, no sé si porque ya va perdiendo facultades visuales o porque es realmente sincero, siempre nos encuentra divinos y esto hay que aprovecharlo.

Tema estrías, venitas y demás; pues mira, a nosotros, no nos ha afectado. Menuda tripa brillante y estirada. Un poquito de crema cada día, un masaje con un poquito de aceite cada noche para relajarnos y p’alante. Tampoco me he puesto a contar, si a las estrías que tengo desde hace años, se ha sumado otra; pero, si se ha invitado a la fiesta, que pase y se ponga cómoda.

A mí, ésto me da igual, ¿y a ti?

Con lo que hemos pasado hasta llegar aquí, sólo faltaría que verme una marca en el cuerpo me pudiese preocupar. Me da igual cómo vaya a quedarme el cuerpo una vez que tú decidas presentarte. Tendremos tiempo de ponernos en forma, de volver a masajes, depilaciones y demás, pero por el momento, y en esto sí soy tajante, no voy a dejar que la estética me amargue.

Ya te digo, peque, que mami no tiene pinta de ser como las actrices, modelos y otras famosas que paren y a la semana están de pasarela. No soy quien para opinar lo que hacen o dejan de hacer, lo que se pueden o no pagar, cómo se han preparado o dejado de hacerlo. Nosotros estamos cumpliendo con los controles de peso (cualquiera no lo hace con nuestra doctora), nos movemos en el agua, hacemos estiramientos y lo que nuestro volumen nos permite, pero la genética es muy particular y ya veremos qué pasa; lo importante es que, a mí, ésto, me da igual, ¿y a ti?

(Continuará… cuando pueda)

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