Seguimos nuestro camino con algún que otro altibajo, pero gracias a nuestra terapeuta Teresa y a nuestro psiquiatra, parecía que la cabecita de mamá estaba más centrada y así me era más fácil concentrarme en nuestro día a día, pero especialmente en ti.
Apoyos
No podemos olvidar el apoyo de tu padre, la abuela Micaela, los abuelos, los buenos amigos de mamá y muy especialmente de tu madrina Alina. Estoy convencida de que hemos hecho un buen fichaje. Según ella, el mejor regalo que puedes hacerle a un amigo es convertirlo en madrina o padrino de tu bebé y sé que siempre la tendremos a nuestro lado. No sólo a ella. No vas a tener la oportunidad de conocer al que, para nosotros, era un referente cultural, un pozo de sabiduría y una persona que hacía que una cena se convirtiese en un viaje a la tolerancia, el conocimiento y la diversidad: tu tío Daniel. No creo que pueda decir que, desde su cielo, porque no era creyente, te estará observando, pero me apuesto lo que quieras a que se las ingenia para que te empapes de todo lo que él nos aportó.
El gran Carles Capdevila
¡Cuánto me hubiese gustado comentarle este punto en una de nuestras cenas! Peque, te presento al personaje de toda obra que se precie: el agorero. Sí, puede ser un conocido, un compañero y al menos, en nuestro caso no ha sido un amigo (de lo contrario, le damos puerta), pero sí gente a la que teníamos que ver a menudo. El gran Carles Capdevila (Els Hostalets de Balenyà, Barcelona; 13 de agosto 1965-1 de junio de 2017); fue un periodista y guionista español, director-fundador del diario Ara. Él habló de esta mosca cojonera en alguna de sus ponencias y ¡menos mal! Así se me hizo más fácil no sacar la mala leche y mantener la compostura. Sí, vale, te cuento qué hacen… Los agoreros o agoreras se dedican a decirte todo lo que puede salir mal sin que tú se lo hayas preguntado. Por ejemplo, tú les dices que estás embarazada y después de darte la enhorabuena son capaces de soltarte algo tipo, “bueno, tómatelo con calma que yo conozco a fulanita que estando de x semanas lo perdió” ¡Zasca!
El ‘agorerus cojonerus’
Además, el agorero del embarazo parece que sigue tu cronología. Durante el primer trimestre te recuerda que en cualquier momento nos bajamos del tren y no hay bebé; ya en el segundo, nos recuerda lo mal que pueden salir las pruebas que nos vayamos a hacer y para postre pasamos al tercer trimestre, y ya nos regala un compendio de situaciones que pueden darse durante el parto, que provoquen que tú, gordete, puedas entrar al mundo con el pie cruzado. Te preguntarás por qué les escuchamos o prestamos atención. Te aseguro que intentas blindarte, pero estos cortes a cuchillo traicionero se dan a mitad de otra conversación o cuando menos te lo esperas. No te dan el zarpazo de golpe, sino como quien no quiere la cosa, puede que te estén hablando del niño tan mono de menganita y de repente te sueltan cualquier barbaridad.
He llegado a la conclusión de que en algunas ocasiones el ‘agorerus cojonerus’ no es consciente del veneno que destila o, incluso, quiero creer que no lo hacen con mala intención, simplemente no piensan, pero lo que es joder sí que lo hacen y no sabes cómo.
Nadie está a salvo
Ya sé que un embarazo, y más el nuestro, puede correr muchos riesgos, pero lo que menos necesito son los estímulos negativos. Cada vez que llegamos a casa, después de atravesar la marabunta de coches que circulan, te digo: hemos llegado. Si yo también me convirtiese en una agorera no cogería el coche, o no saldría a la calle o ni tan siquiera querría vivir porque nadie está a salvo, y nunca sabes cuándo será tu último día; pero, por favor, si tengo que ir restregándoselo a mis semejantes, apaga y vámonos.
Lo más curioso es que a algunos de estos especímenes les toca probar de su propia medicina y no veas lo mal que les sienta, cuando los malos augurios se los cuentan a ellos. En estos momentos, en los que disfrutarías, si tuvieses mala folla, de decirles: “a que jode”, te das cuenta de lo desgraciados que deben ser, porque para ser el cronista de “todo-lo-que-puede-ir-mal-te-pasará”, o bien has tenido una experiencia muy dura que todavía no has superado y así es como si previnieses al prójimo, o eres un gilipollas de primera magnitud con todos los másteres aprobados en Estupidez Supina.
Siento decirte que agorerus los hay para todas las ocasiones y en cualquier momento de la vida, pero se deben sobrellevar y no dejar que te afecten.
Los libros oscuros
Otro capítulo serían lo que yo, tu madre, he bautizado como los libros oscuros. Literatura sobre la maternidad hay muchísima y seguro que algunos títulos son un bálsamo para calmar los nervios de las primerizas, pero con otros te sientes como si te hubiesen inscrito en Hogwarts con Harry Potter y tu primera clase fuese la de Artes Oscuras. Abres uno de estos libros que, supuestamente, toda futura madre debe leer, porque son manuales de toda la vida y las primeras 120 páginas, única y exclusivamente se refieren a todo lo que nos puede ir mal: aborto espontáneo, placenta previa, malformaciones varias… Es como ese monstruo de muchas cabezas que Harry y sus amigos derrotarían y que, en el caso de tu mami, no necesita a su lado, porque bastante ya hemos pasado para llegar hasta aquí.
No estoy diciendo que no tengamos que estar informados, pero me niego a que sea una norma el tener que leer esto. Yo prefiero preguntar a nuestra doctora y si tengo que leer que sea porque yo lo he decidido. He encontrado artículos muy interesantes y también otros que ni me han llegado a la uña del meñique del pie. Tan lícito es empaparse de manuales como preguntar a tu médico y a tu círculo de confianza. Nosotros, mientras tanto, nos quedamos con ‘Parir con humor’ del gran Capdevila (La Campana) y nos echamos unas risas.
Seguro que mucha gente no compartirá nuestra postura, y de eso precisamente se trata: cada embarazo es único e intransferible -qué bien suena esta frase-, y cada mamá lo vive de una forma. La nuestra no es peor ni mejor, es simplemente la que nos ha tocado, el mejor camino que hemos encontrado y por el que seguiremos juntos.
(Continuará… martes, 20).