Políticos corruptos y su contabilidad B bombardean constantemente a la sociedad y provocan nuestra indignación. Por tanto, el cine como buen espejo de nuestra realidad se ha hecho eco de ello y nos trajo hace unas semanas El reino, la última película de Rodrigo Sorogoyen y este fin de semana Animales sin collar, del debutante Jota Linares.
Esta última situada en Sevilla está claramente basada en los ERE de Andalucía y en toda la trama de corrupción que hubo detrás. Aunque también es una adaptación libre de Casa de muñecas de Henrik Ibsen por lo que la mezcla ya es de por sí interesante.
Animales sin collar cuenta con un elenco de actores que tienen profundizados e interiorizados a sus personajes y los entienden perfectamente, por ello, sus actuaciones son uno de los puntos claves de la película. Destacando a Natalia de Molina enfrentándose a su pasado que se ve con la obligación de tomar las riendas de un barco que nunca quiso llevar. Y por otro lado, su antagonista, el que la lleva a todo esto, Ignacio Mateos, hijo de un político corrupto caído en desgracia que ahora tiene que pagar por los pecados de su padre y con su pasividad ante un dinero robado. Movido por la rabia, la desesperación y la certeza de que él no se merece nada de esto, Mateos nos regala las escenas más oscuras y pasionales de la película.
Con un trasfondo claramente feminista, donde seguimos la lucha de Natalia de Molina y su evolución de primera dama de un político a mujer independiente, la película nos habla de la liberación, de las segundas oportunidades, del miedo al pasado y de los errores que nos persiguen. Como punto final, hay algunos personajes de la misma que aparecen como incompletos y por tanto, no llegas a entenderlos ni a empatizar del todo. Por otro lado, a la historia le falta, en algunas ocasiones, solidez y contundencia para alzarse del todo. Pero no cabe duda de que Jota Linares ha plantado su semilla para seguir creciendo y promete sorprendernos con cada uno de sus trabajos.