Se trata de la premiada colaboración entre el coreógrafo Sidi Larbi Cherkaoui, el escultor Antony Gormley y 19 monjes budistas del Templo Shaolin de China.
Esta pieza de gran componente físico explora la filosofía y la fe que impulsan la tradición Shaolin y su relación con otra disciplina como es el Kung Fu. Todo ello en un contexto donde una asombrosa puesta en escena diseñada con un set con 21 cajas de madera, permiten a los Monjes del Templo Shaolin, no sólo moverlas y manipularlas a su antojo para crear bellísimas imágenes, sino también llevar a cabo numerosos y emocionantes números de danza y expresión corporal con ellas.
Además, el espectáculo con la interpretación en vivo de la música, escrita por el compositor polaco Szymon Brzóska, quien se ha decantado por una banda sonora para piano, percusiones y cuerdas que se ajusta a lo que pide la coreografía.