En primer lugar, el lunes despertábamos nada más y nada menos que con The Snd Skin Co. El dúo que compone esta firma –Juan Carlos Fernández y Antonio Burillo– titulaba “Porcelain” a su nueva colección, y en ésta repasaba la historia de la porcelana desde su origen en Oriente hasta su evolución en Europa. Por ello, nos encontrábamos ante un trabajo que se basaba en un estampado oriental como eje principal; pero también nos topábamos con muchos detalles impresionantes como los grandes volúmenes en la zona de los hombros, las lentejuelas cosidas una por una en los tops, los brocados florales con detalles metálicos, los tejidos con aplicaciones de cristal o los zapatos en colaboración con Uniqshoes. Esta propuesta, que homenajeó a los años 20 y que representaba a una mujer ultrafemenina, sofisticada, funcional y segura de sí misma, dio cabida a todo tipo de colores como fueron el negro, el azul, el verde, el rojo, el naranja, el rosa y el blanco.
Alvarno tomó el relevo y si bien la propuesta de The Snd Skin Co había conseguido despertarnos y animarnos desde el primer momento, el dúo que componen Alvaro Castejón y Arnaud Maillard siguió haciendo lo propio con este trabajo tan mágico llamado “Resurrección”. En su propuesta, en la cual esta vez aparecían reminescencias claras de la cultura egipcia –de hecho, cabe destacar que ésta se encontraba representada incluso en el maquillaje de las modelos, basado en un eyeliner geométrico-, aparecía el escarabajo como signo de poder y en él encontrábamos representado en joyas doradas XXL a la principal inspiración de los diseñadores; pero a su vez éste le cedía también su espacio de protagonismo a siluetas setenteras que ponían el principal énfasis en los hombros. Nos ubicábamos ante una colección muy rica que también conllevaba un gran trabajo de peletería (en colaboración con Santiago del Palacio) en chalecos o abrigos, túnicas en tweed, o vestidos con largo desde la rodilla hasta el suelo. Por otro lado, la paleta cromática usada en este desfile era igual de extensa que en el anterior: cobre, naranja, verde kaki, violeta, turquesa, azul, hasta llegar al negro.
En tercer lugar era el turno de Jorge Vázquez. Este diseñador, natural de Betanzos, nos abstrajo en este peculiar y asombroso espectáculo artístico que nos proponía basado en el circo, con referencias a algunos personajes del universo de Tim Burton. Nos topábamos con claras representaciones al circo que se vislumbraban desde lejos en detalles obvios como los calcetines en rayas rojas y blancas o incluso algún modelo con camisetas con la cara de un payaso; pero lejos de quedarse en la superficie este diseñador supo llegar hasta el fondo con un desfile con excesiva riqueza en los detalles como los que descubríamos en brocados, encajes, bordados con cristales e hilo metálico, o aplicaciones de perlas. Por otro lado, el tul se postulaba como uno de los principales tejidos pero también aparecían otros como el lino, la organza, o el gazar de seda; las transparencias se hacían eco llevadas de manera elegantísima y por supuesto aparecían los estampados animales- que no podían faltar en este desfile- los estampados de rombos negros y blancos, o los hombros anchos y abultados en vestidos y camisas -claros referentes en el street style actual- que tampoco faltaron. En cuanto al maquillaje de las modelos, la protagonista era claramente la mirada con un eyeliner negro que terminaba en forma de punta de flecha. Por toda la variedad y riqueza que este desfile llevaba consigo no es de extrañar que este desfile entusiasmara tanto a personas como Carmen Lomana o Eva González.
Jorge Vázquez le dio el paso a Duyos, quien ha recibido en tres ocasiones el premio L’Orèal París a la mejor colección en la pasarela madrileña. Con todo, absolutamente todo lo que digas de este desfile te estarás quedando corto. El diseñador celebraba sus 20 años en esta pasarela y quiso poner el broche de oro con 20 diseños hechos a medida para 10 mujeres muy especiales para él: sus musas, sus amigas y sus cómplices: Nieves Álvarez, Judith Mascó, Laura Sánchez, Vanesa Lorenzo, Marina Pérez, Helena Barquillo, Verónica Blume, Cristina Piaget, Almudena Fernández y Madeleine Hjort. Esta colección estaba perfectamente distinguida entre los diseños del día y de la noche, siendo las diez primeras salidas en tonos claros y las diez restantes en tonos negros. Encontrábamos bordados perfectos sobre tul, encaje y guipur, y las lentejuelas y las plumas se hacían eco en algunos de los modelos. Los complementos, por su parte, eran otra seña más de perfección; y así, pudimos ver los vistosos zapatos de la firma Custom&Chic by Duyos, las estolas de pelo o los mitones largos con aplicaciones de pedrería. En definitiva, el diseñador –que lució una sudadera de su amigo David Delfín – destacó inevitablemente con esta colección tan especial levantando a un público entero mientras él no podía ocultar su emoción. Eso, sin más dilación, es sentir amor por tu trabajo. Y no hay más que hablar.
En quinto lugar, el diseñador Juanjo Oliva –que llegó a la pasarela madrileña con la firma Oliva, la colección que ha diseñado para el Corte Inglés- nos presentó una colección que transcendía la barrera de los géneros y temporadas. Los límites no existían en esta propuesta, y así, ellas llevaban vestido sobre pantalón, abrigos de corte masculino o capuchas y ellos vestían con faldas o llevaban bolsos. Esta pasarela era una de las más calmadas de la jornada de este día en cuanto a paleta cromática: el negro, el blanco, el gris, y el camel se postulaban como los colores en los que se basaba esta colección. Por otro lado, en este desfile también hubo cabida para algún vestido confeccionado en seda y con transparencias, o para algunos modelos más sportwear con vaqueros o sudaderas.
La diseñadora vallisoletana Esther Noriega tomó el relevo tras Juanjo Oliva y nos presentó su colección “Voyage 360”, una colección muy colorista y ochentera basada en el proceso de elaboración del champagne en la que se hacían eco los tejidos brillantes, las lentejuelas degradadas, transparencias, terciopelo, satenes, sedas, bordados geométricos, ribetes de cremalleras metálicas, parches o tachuelas. En los looks había entre otras cosas minivestidos y minifaldas con chaquetones de pelo así como faldas más largas con grandes aberturas. Una vez más, nos encontrábamos en el lunes a una propuesta cromática muy extensa: el azul, el magenta, el amarillo, el esmeralda, el dorado, el marfil y el negro. En el maquillaje también se notaba bastante este hecho, ya que el maquillaje de las modelos era claramente de colores subidos y destacables.
Por último, el diseñador navarro Jesús Lorenzo nos presentaba una colección llamada “Just want to have fun”. En esta colección la prenda estrella era una magnífica capa en la que recreaba el skyline de New York, y encontrábamos también como gran protagonista a la peletería. Esta colección es una colección que él calificaba como sportchic –cada vez más de moda-, con pantalones de chándal con rayas laterales, sudaderas con capucha y accesorios como gorras y riñoneras.
Con esta propuesta con la que una vez más nos encontrábamos con colores muy variados se ponía punto y final a los desfiles de la Fashion Week Madrid, un día antes de que se celebrasen las presentaciones de EGO, las cuales cerrarían el pabellón de Ifema.