El artista gaditano Bartolomé Junquero (Chipiona, 1968) muestra sus pinturas en León hasta el 26 de junio, en la galería de arte Ángel Cantero, en una muestra de paisajes, bajo el lema ‘Nostalgias tenaces’.
Cuando en 2014 recibió la Medalla de Honor en el prestigioso Premio BMW de Pintura, el autor comentaba sobre su obra: “Nada es tan necesario para la creación artística como la intimidad del artista con su modelo. Hace tiempo que yo mismo he experimentado eso, como en mis últimas etapas mi modelo ha sido la naturaleza, me he empeñado en crear ese momento mágico en el que me siento solo frente a ella. Es entonces cuando me habla, sin interferencias, sin ruidos… Es una experiencia única, poder creer que ese espectáculo visual está ocurriendo sólo para ti, es necesario vivirlo y, sólo entonces, tengo la necesidad de plasmar ese diálogo, esa comunicación y de eso nace mi obra”.
“Mi obra reciente, dice Junquero, se ha movido en varias direcciones: el paisaje urbano, el detalle arquitectónico, y el retrato de la naturaleza. La naturaleza que me interesa es la que se ha moldeado a sí misma, la que con una disciplina natural conoce sus límites y los respeta, la que refleja el sol y la luz, la que se muestra orgullosa en su tímida desnudez".
"Por eso, mi verdadero interés se centra actualmente en lugares abiertos y sencillos para poder retratarlos en su mejor pose y contribuir en lo posible a difundir su belleza. El impulso natural de pintar la armonía de estos lugares, da sentido a mi forma de vida y, me devuelve a mí mismo en estos tiempos de desasosiego”.
Decía el maestro Antonio Gaudí que, “la vista es sintética, y la vida se aprecia con la vista”, y es eso, propiamente dicho, lo que un espectador puede apreciar en la pintura de Bartolomé, una sintetización de los espacios en los que queda mimetizada la vida.
Espacios, generalmente naturales, se reflejan de una manera sensitiva para acercarnos a nuestro interior y recordarnos la finitud humana, frente la monumentalidad eterna de la naturaleza. Esta monumentalidad está expresada en todos los elementos, que se complementan en una búsqueda continua de lo sublime.
En esta muestra de una veintena de sus pinturas nos encontramos ante tridimensiones en las que la compleja paleta de colores nos lleva hacia la disyuntiva entre ayer y hoy, cercanía y lejanía, alegría y melancolía, maximización y minimización, física y metafísica; en definitiva, la vida.