No hay otra manera de empezar a hablar de Vengadores. Infinity War que recordando que es la película a la que ha conducido un esfuerzo de diez años, que comenzó con Iron Man, que fue encadenando casi una veintena de películas hasta llegar a este punto y que ya tiene anunciados un puñado de títulos más para los próximos años. Pero eso no es un mérito de Infinity War, solo un hecho que denota el nivel de historia que marca esta película en la industria del entretenimiento. Se mire como se mire, nunca se ha visto algo como esto. Será mejor o peor, tendrá un recibimiento más entusiasta o frío, pero es algo que marca un antes y un después. Marvel ha construido un universo. Lo hizo en el cómic y lo ha hecho en el cine. Y la forma en la que lo ha ido haciendo es, con sus altibajos, irreprochable. Ha usado personajes muy diferentes entre sí, ha encontrado tonos distintos, ha permitido incluso alguna que otra muestra autoral difícil de ver en nuestros días en un mundo tan controlado por el dinero y los estudios de mercado y ha abarcado muchos géneros dentro de las historias de superhéroes.
Infinity War recoge todo eso, lo introduce en una batidora y nos devuelve un espectáculo épico sin precedentes que rompe todas las leyes del género en el cine. Si el clímax estaba destinado a vivir confinado en los minutos finales de un filme, los hermanos Russo nos ofrecen dos horas y media de clímax sin que el ritmo decaiga un solo segundo. Si jugar con cuatro o cinco héroes y villanos ya era algo complicado de manejar en una película de superhéroes, aquí tenemos una veintena de personajes que tienen rango de protagonista y, con diferentes cuotas de pantalla, están todos pensados para satisfacer a los aficionados. Y si una secuela siempre tiene el peligro de dar demasiadas cosas por sentadas, lo que esta película hace es explicarlo absolutamente todo sin la temida sobrecarga de información y sin abandonar en ningún momento a quien se haya perdido uno o varios de los episodios anteriores.
Esta película, la decimonovena del universo Marvel, es la conmemoración más memorable posible del décimo aniversario de la franquicia. La manera en la que recorre emocional y espectacularmente el mundo de estos superhéroes nacidos en el papel es formidable. Los hermanos Russo han sido capaces de ensamblar a un reparto impresionante en un producto apabullante en el que funciona el marco general, que desde el principio es la película de un villano, Thanos, más que del numeroso grupo de héroes que aparece y que se retoman de las anteriores películas, y también en los pequeños detalles, con escenas profundamente emocionales y otras sencillamente espectaculares, aunando acción, fantasía y ciencia ficción de una manera formidable, y con una conclusión que está pensada, como los buenos cliffhangers de los cómics, para dejarnos en medio de un torrente de emociones nunca visto mientras esperamos la clásica escena postcréditos de las películas de Marvel.
Discutir si Infinity War es la mejor película de Marvel Studios o incluso de superhéroes es un debate tan divertido como, al final, imposible. Es la única que vamos a ver así, al menos hasta que llegue a secuela directa, que se estrenará dentro de un año. Y por eso mismo, por lo que es y por lo que cuenta, es deslumbrante.