Es inevitable que pensemos en el uso del color cuando en arte hablamos de pinturas sobre el paisaje, pero las obras de Encarnación Domingo no siempre son ejecutadas con el pincel ni tampoco aplica siempre color sobre el soporte del cuadro; de hecho, en la exposición Sensaciones, algunos de sus paisajes no tienen ni una sola gota de pintura, ni hay rastro de una sola pincelada. Y, sin embargo, todas nos arrojan luz y color, pues se convierten en espejos que reflejan la iluminación y los matices del color del entorno en el que las expone, con lo cual Encarnación consigue que, en cada lugar donde las muestra, tengan un aspecto diferente, una luz distinta, y un universo cromático que muda al ver sus obras según caminamos por la sala.
Así es la propia naturaleza, un cambio continuo ante nuestros ojos; y así consigue esta artista su propósito: que sus cuadros sean dinámicos y tengan un lenguaje propio que la identifica, y la hace única, para mostrarnos sus Sensaciones ante el paisaje que la inspira, y para provocar en cada espectador reacciones sensoriales, que mucho tienen que ver con el funcionamiento de nuestro sistema perceptivo, pero mucho más con nuestra capacidad para emocionarnos ante lo bello y para recordar nuestros paisajes recorridos, vividos, experimentados. Dejémonos llevar, una vez más, por los horizontes que nos propone esta pintora en plena madurez creativa y de reconocimiento a su trayectoria.