Se formó una amalgama de colores que lo llenaban todo. Miraras a donde miraras la belleza inundaba la ciudad, bellas flores trajes de todas formas y colores. Algunos más raros y curiosos. Como uno que era un pantalón y a la vez una falda. Pero que no les sorprenda, porque en esta feria te encuentras cada cosa…
Tampoco hay que olvidar los trajes de los hombres, o los uniformes, como cuentan que prefieren unas mujeres. Justamente se ha visto a algunas pararse descaradamente a mirar algún policía montado a caballo. “Que guapo hijo con ese uniforme yo…” y no sigo porque nos vamos un poco de desmadre. Pero, bueno, a estas cosas uno ya se acostumbra cuando viene a la feria.
No solo vestimenta porque esta feria atrae a personas de todas partes, esa es precisamente una de las cosas más bonitas que tiene la feria de Sevilla que une a la gente. En ella vienen a reencontrarse amigos, familia y no tan amigos que con unos cuantos rebujitos se vuelven inseparables.
Para los que aún no hayan tenido la suerte de poner los pies en el Real, se les va a dar unos cuantos pasos para poder moverse a gusto. El primero, es que para entrar en una caseta solo tienen que decir: “Voy a ver a Pepe, solo será un momento”.
Seguro que de todas las personas hay en el lugar alguna se llamará Pepe. Y no se preocupen que de toda la gente que entra y sale, al portero ya se le ha olvidado tu cara y la de su madre. Hablando de porteros, hay algunos tan bien puestos que llevan hasta un sombrero de estos de copa, que te tienes que parar porque no te crees lo que estás viendo. Parece sacado de una película, la elegancia en persona. Usted ya sabe, la feria, y sus cosas.
El segundo consejo, es para bailar sevillanas. No importa que no sepa, aquí servidora le confiesa que cada año se le olvida los pasos de sevillanas, pero siempre sale del apuro, porque usa la técnica de espejo, es decir, mira al de enfrente, y si por lo que sea el de enfrente sabe menos que usted, pues mire a los lados seguro que alguien lo está haciendo bien. Créanme no falla, eso sí para que sea más efectivo le viene mejor a usted si es mujer y lleva traje, para que no se le vean los pies. Pies que algunas se ha podido ver en esta feria como llevaban botines. Ya te digo, que apañadas. Después de todas las horas que se pasa en el real que le quiten lo bailao.
Eso sí, al acabar la noche ya puedes seguir el camino andando y acabar quitándote los zapatos por el cansancio, porque esta ciudad es insaciable, y lo mismo que en Semana Santa, acabas agotado. O puedes coger el autobús, que este año han funcionado muy bien, eso sí, llenos hasta arriba que van. Despues de pasar esa hermosa portada que alumbra la entrada principal de la feria, vas a la cola de los autobuses, allí una mujer dijo: “Que el 5 ha dado mucho por saco”, pero bueno eso no puedo comprobarlo, porque servidora se vuelve en otro, y hoy feliz nos vamos a la cama, con dolor de pies, y una alegría inmensa en el alma, que nos da la Feria de Sevilla.
Esta cronista, se despide, pero no de la feria, porque aún faltan unas cuantas sevillanas más.
¡Hasta luego miarma!