La Sábana Santa, también conocida como la Síndone de Turín o el Santo Sudario, es la reliquia más estudiada de la historia pero a pesar de eso el misterio envuelve esta tela de lino que muestra la imagen de un hombre que sufrió la crucifixión. El debate sobre esta pieza que mide 436 centímetros por 113 centímetros y que se encuentra en la catedral de San Juan Bautista en la ciudad italiana de Turín, sigue 120 años después de que fuese fotografiada por primera vez. Desde ese momento, no existe consenso entre investigadores, científicos, historiadores así como los teólogos respecto a los orígenes de este sudario y la persona que aparece en él que mide unos 1,80 de altura. La polémica está servida hoy en día porque después de numerosos estudios, entre los que se encuentra la prueba del Carbono 14 en 1988, hay opiniones encontradas sobre si es la tela que se colocó sobre el cuerpo de Jesucristo o realmente es una falsificación que se llevó a cabo en la Edad Media.
El 28 de mayo de 1898, Secondo Pía, hizo las primeras fotografías de la Sábana Santa y se llevó la gran sorpresa de su vida al comprobar que la imagen que aparecía en la tela constituía un auténtico negativo. Sin embargo, la historia de la reliquia vivirá uno de sus grandes momentos hace 40 años, en concreto en octubre de 1978, cuando ese año la Iglesia permitió a un equipo internacional de una veintena de científicos investigar el lienzo durante sólo 120 horas. Los estudios de este tejido situaban su procedencia en el área sirio-palestina en el siglo I y además se detectó la presencia de polen de flores de Palestina. En el escrito de conclusiones señalaban que sobre los ojos había huellas de monedas acuñadas en el año 29 D.C. bajo Poncio Pilato y que en los análisis de las huellas de sangre indicaban la presencia de sangre humana, del tipo AB. Además el grupo de científicos afirmó que había ausencia de pigmentos, tintas u otros medios de pintura en la Sábana Santa y de esta forma afirmaban que no era una falsificación.
La prueba del Carbono 14
La polémica sobre la Sábana Santa parecía que terminaba definitivamente en ese momento pero diez años después la prueba del Carbono 14 realizada por los laboratorios de Oxford, Tucson, y Zurig echaba por tierra todas las esperanzas de que el lienzo fuese auténtico. El profesor Giovanni Riggi fue el encargado de cortar un trozo de la esquina izquierda de la Síndone y fue dividida para que cada laboratorio recibiese una muestra. Los resultados fueron hechos públicos por el ex arzobispo de Turín, el cardenal Ballestero el 13 de octubre de 1988 y los interrogantes aparecieron de nuevo. Los investigadores señalaban que la reliquia es un lienzo medieval cuya fecha se encuadra entre 1260 y 1390. Eso significaba que la Sabana Santa no era auténtica pero en ese momento surgen voces de que la prueba no fue hecha sobre la tela original sino en un parche del misma que contenía agua y quemaduras.
La Iglesia mantuvo silencio al respecto pero en una visita del papa Juan Pablo II a Turín en 1998 señaló que en los aspectos meramente científicos de la reliquia “la Iglesia no tiene competencia específica para pronunciarse sobre estas cuestiones“. Agregó que “se confía a los científicos la tarea de investigar para llegar a respuestas adecuadas a los interrogantes ligados a este lienzo que, según la tradición, cubrió el cuerpo de nuestro Redentor cuando fue descendido de la cruz“. El estudio más reciente sobre la Sábana Santa de Turín se hizo el pasado año y el resultado fue recogido por la revista científica norteamericana PlosOne.
Una investigación realizada por expertos del Instituto de Materiales de Trieste y el Instituto de Cristalografía de Bari, con la colaboración de la Universidad de Padua, determina que el lino contiene sangre proveniente de más de 370 heridas que hay en ese cuerpo. El misterio sigue hoy en día con la Sábana Santa cuya exhibición u ostensión se realiza en Turín únicamente en unas fechas concretas, y se muestra al público dentro de un relicario a prueba de terremotos e incendios. Sea una falsificación o no, el fervor y la devoción por la Sábana Santa aumenta cada vez más a pesar de la disparidad de opiniones de los expertos.
