El atractivo físico suele ser siempre el primer foco de atracción de una persona. En una sociedad como la actual, donde existe mucho culto por la imagen y la percepción social ante los demás, sorprende que otros aspectos como la personalidad, las inquietudes intelectuales, la persistencia por alcanzar metas o la entrega hacia los demás comiencen a ser especialmente valoradas.
Si tuviéramos que establecer un ranking sobre las aptitudes que nos enamoran o nos atraen de otras personas, el aspecto físico sigue ocupando una posición preferencial. Es lo primero que llama la atención y en muchas ocasiones deslumbra. Sin embargo, solo con atractivo físico no se consigue nada.
La personalidad de cualquier ser humano está condicionada por otros valores. En un proceso de seducción, el arma del atractivo físico es muy útil como primera línea de vanguardia, pero una vez derribada esta barrera, el intelecto tiene que jugar sus cartas. La personalidad es lo que realmente aporta tenacidad, fuerza y carácter en el proceso de seducción.
En este proceso de seducción, desde hace años se habla mucho de sapiofilia, un concepto que alude mucho al interior y no al exterior de las personas. De algún modo, la sapiofilia se ha convertido en el nuevo “atractivo” que buscan muchas personas, pero no nos engañemos, si nos dejamos atraer por una persona exclusivamente porque parece inteligente, quizás estemos cayendo nuevamente en el error de no conocer a las personas a fondo.
Sapiofilia, la atracción por las personas inteligentes
En una escena de “La casa de papel”, la popular serie de Netflix, el personaje de Tokio dice lo siguiente: “A la gente le seducen los músculos, el pelo, el acento francés. A mí lo que me seduce es la inteligencia”.
Esta afirmación, en referencia al personaje del Profesor, se corresponde muy fielmente con el concepto de sapiofilia, que no es otro que personas que sienten atracción por la inteligencia y no se guían, o lo hacen en menor modo, por cuestiones físicas o de otra índole.
Otro ejemplo en la ficción de sapiofilia es el que se produce entre Leonard y Penny en The Big Bang Theory. En este caso, lo cierto es que Leonard intenta por activa y por pasiva que Penny se fije en él. Ella, aunque en un principio responde a una actitud más tradicional de sentirse atraída por hombres con un aspecto físico más potente, finalmente va encontrando más conexión y atracción con Leonard, del que admira profundamente su conocimiento y sabiduría.
La sapiofilia más allá de la ficción
La sapiofilia es un proceso que ocurre a diario. Hemos puesto dos ejemplos de ficción muy conocidos pero a buen seguro hemos sentido alguna vez un proceso similar en nuestra vida. La atracción por la inteligencia responde a factores psicológicos.
Hombres y mujeres, a juicio de sexólogos y terapeutas, buscamos una pareja con alto nivel de estudios no solo para tener conversaciones más profundas o descubrir nuevos aspectos desconocidos del mundo, sino porque creemos que el conocimiento es un plus para alcanzar más recursos económicos, mejor calidad de vida y una mayor estabilidad. No deja de ser un fenómeno psicológico de adaptación, de supervivencia.
Este proceso, que parece que se experimenta más en mujeres que en hombres por una diferencia de género, insistimos que responde a factores psicológicos, no a variables de índole biológica o evolutiva.
Para este segundo caso, y siempre pensando en la supervivencia de la especie y la estabilidad de la prole, los hombres heterosexuales buscan a mujeres que sean buenas a la hora de procrear: simetría de caderas y proporción. Las mujeres heterosexuales se sentirían atraídas por hombres fuertes, seguros de sí mismos, con autoestima alta.
Considerar que la atracción humana depende solo de factores biológicos o evolutivos es un error, porque deja fuera a personas con una orientación sexual distinta a la heterosexualidad, pero no cabe duda de que el ser humano está muy condicionado por su naturaleza animal.
El amor más allá del enamoramiento
En todo este proceso de atracción, hay quien ve en la sapiofilia mucho más que atracción sexual por personas inteligentes. Tener en la órbita cercana personas con inquietudes, metas, objetivos, intereses compartidos y preocupación por aspectos de índole social, económica, ambiental o de cualquier otro rango es también un aspecto que ayuda a desarrollarse como persona.
El amor es un sentimiento muy profundo que incluye todo tipo de atributos: atractivo físico, intelectual, búsqueda de intereses compartidos, emociones, compañerismo, respeto… Todo esto debe conseguirse a través de un largo proceso de enamoramiento y, después de este, la puesta en común de una relación en la quecada miembro de la pareja se sienta realizado.
Una pareja enamorada y con una buena relación es aquella que es sinérgica, es decir, que el conjunto de logros de las dos personas es superior a la suma de ambas personas por separado.