Aumentan las temperaturas y con ello, llegan una gran variedad de insectos propios de la época. Uno de los más peligrosos, tanto para humanos como animales, es la procesionaria, conocida por su nombre científico como Thaumetopoea pityocampa, la cual es la fase larvaria de la mariposa nocturna.
Desde la Dirección General de Salud Pública y Adicciones de la Consejería de Sanidad advierten del numeroso aumento de este tipo de insectos y pide que tomemos precauciones al pasear por zonas donde pueda haber pinos infectados. El director general de Salud Pública, Manuel Molina, destaca la necesidad de “alejar a los niños y nunca molestarlas, ni remover la tierra en pinares o márgenes de estos”. La época donde más podremos ver a la procesionaria será entre los meses de febrero y abril.
Peligrosa para los niños
Tanto para las personas como para los animales, el simple contacto o acercamiento con este tipo de insectos, puede ser muy grave para la salud. Solo con la inhalación de los finos pelos que componen la parte externa de la oruga, las cuales ocultan su veneno, se pueden producir desde urticarias hasta reacciones alérgicas que pueden derivar en casos más graves si no son tratados con rapidez y correctamente.
Desde la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (ANECPLA), su directora general, Milagros Fernández asegura que “los niños son los más vulnerables”, puesto que su sistema inmunológico no está tan preparado como el de un adulto para hacer frente al componente nocivo que tienen estos insectos.
La oruga, llamada procesionaria, tiene este nombre porque después de caer del bolsón (su nido) se presenta en forma de procesión, unas ligadas a otras, y es lo que más puede llamar la atención de los niños o de la gente adulta que no los conozca ni sepa de la consecuencia de acercarse. Su nido, también es muy característico y puede verse a grandes distancias, puesto que puede alcanzar hasta los 20 centímetros de amplitud.
Mortal para los perros
A parte de la consecuencia de la urticaria en las personas, también los perros pueden recibir los efectos de la procesionaria, pero en este caso es mucho más grave que para un humano.
Según alertan diferentes veterinarios especialistas en el tema, como por ejemplo el veterinario José Luis Blázquez, del centro OpenVet, “perros y gatos son muy vulnerables (…) a veces se las comen y se tragan todo el tóxico que contiene el insecto, con lo que llegan a sufrir una necrosis en la garganta y en la lengua”.
Así pues, debido a este contacto y a la necrosis que pueden causar, en la mayoría de los casos, sino se trata con rapidez, los animales pueden fallecer por el contacto o simplemente con oler cerca de dichas orugas. Para prevenir y darnos cuenta de la situación, debemos tener en cuenta las características que destaca el doctor Blázquez, que son: “picores, urticarias, sensación de quemazón… entre otras, y un babeo excesivo y que empiecen a rascarse la zona de la boca de forma desesperada”, hay que actuar rápido y “ante el riesgo del posible contagio, acudir cuando antes a la clínica veterinaria si es posible o lavar la zona con agua para diluir el tóxico lo más rápidamente que se pueda”.
Aunque es difícil acabar con estos insectos, convertidos ya en plaga en muchos municipios españoles, existen armas que pueden reducir su población e incluso exterminarlos por completo. Algunas de estas armas pueden ser tanto medios físicos como químicos, atacando directamente al bolsón que aún está en el árbol. También se puede proceder a una perforación directa de dicho nido, para que las larvas que aún no están formadas como orugas, al someterse a un cambio brusco de clima, acaben muriendo.
A pesar de estas recomendaciones para acabar con la oruga, desde Sanidad advierten que puede ser peligroso para las personas que no están cualificadas para ello llevar a cabo este tipo de exterminio o limpieza, por lo tanto piden la colaboración ciudadana para que avise a sus ayuntamiento en caso de plagas en zonas públicas y la entidad pueda poner en marcha el plan correspondiente.