Hace unas semanas pudiste leer el análisis del BQ Aquaris X un smartphone bastante recomendable ya que se situaba como uno de los mejores en calidad-precio del mercado por ser un dispositivo bastante completo y con un precio que actualmente ronda los 200 euros. Con este adelanto, la prueba del BQ Aquaris X Pro se intuía prometedora, ya que, desde el punto de vista de las especificaciones, este parecía un mejor dispositivo, algo que por desgracia no ha sido así.
La gran diferencia que existe entre el BQ Aquaris X Pro y el BQ Aquaris X es la cámara trasera, una cámara que según la marca es similar a la que encontramos en el Samsung Galaxy S7 y que mejora notablemente la luminosidad del modelo normal.
La otra gran diferencia es su construcción, una construcción que sustituye el aluminio por el cristal, un cambio que hace que este BQ pase a ser bastante más frágil y resbaladizo en favor de un tacto más premium que por desgracia no apreciaríamos al ser casi obligatorio el uso de una funda para evitar resbalones involuntarios y roturas indeseadas. Se resbala tanto que es casi imposible que el dispositivo se mantenga quieto en el sofá y a la mínima inclinación ya está cayendo. Por suerte su tamaño es compacto y cabe perfectamente en una mano, siendo factible el manipularlo sin necesidad de usar las dos manos.
El resto de las especificaciones y de la experiencia es exactamente igual y tenemos una potencia más que suficiente para mover cualquier aplicación, una batería que nos durará todo el día sin problemas y una conectividad completa que incluye MicroSD, NFC, sensor de huellas y radio fm.
La experiencia audiovisual sigue siendo muy buena con una buena pantalla que gracias a la tecnología Quantum tiene una calidad de imagen espectacular. El audio también es bueno y alto, aunque por su posición es fácil de obturar, algo que pasa casi siempre que tenemos el altavoz en la parte inferior.
La cámara trasera era el gran objeto de prueba de este dispositivo. La gran publicidad que le dio la marca a su sensor y a su calidad, poniéndolo a la altura de un Samsung Galaxy S7, nos hacían prever un smartphone ideal para los amantes de la fotografía. El problema ha sido que los resultados con este smartphones han sido muy similares a los obtenidos con el BQ Aquaris X, incluso en ocasiones algo peores debido a su alta luminosidad que hace que algunas farolas deslumbren la imagen más de lo normal.
Y es que el mayor problema de este smartphone es la falta de un estabilizador óptico de imagen, una pieza clave que hubiera sido ideal para sacar el máximo partido a este sensor con tanta calidad y que es lo que marca la diferencia en la gama alta. Además, el procesado de imagen de BQ es bastante agresivo y por la noche nos muestra bastante ruido de noche al buscar siempre unos colores muy claros, algo que contrasta con las imágenes muy coloridas de día. En resumen, tenemos unas muy buenas fotos cuando tenemos días con una buena luminosidad pero que pierden toda calidad cuanta menos luz tenemos por delante. No es desastroso, pero sí que está algo por debajo de lo esperado.
En cuanto al vídeo, es igual que el BQ Aquaris X, con grabación a 4K, cámara lenta y una muy buena estabilización digital tanto con la cámara trasera como la delantera.
En definitiva, tenemos un smartphone que nos ofrece una experiencia casi idéntica a la que tenemos con el BQ Aquaris X, un dispositivo que tiene un precio 40 euros inferior, lo que lo hace más recomendable que este BQ Aquaris X Pro.