“Si no tienes una web, no existes”. Este podría ser un buen enunciado para una empresa. Hoy día, cuesta imaginar un negocio qué, de una manera u otra, no cuente con presencia en internet. Sin embargo, ¿es rentable para una pequeña empresa tener una página?
Hoy contamos con la opinión experta de Agroarenas para hallanarnos el camino:
El posicionamiento en Google
Las grandes empresas como Amazon, Booking u otras, copan las primeras posiciones en el ranking que propone Google. En la actualidad, aparecer en el top three de Google, seguramente sea mejor negocio que contar con un gran escaparate en la calle mayor de una gran ciudad.
Todos llevamos un teléfono en el bolsillo y cuando queremos algo, basta con teclearlo y podemos encontrarlo al instante. Las empresas lo saben y destinan gran cantidad de sus recursos económicos al marketing y el SEO.
Sin embargo, ¿es rentable para una pyme entrar en la lucha por un hueco en este competido mundo?
Los pros:
Tratar de cobrar ventaja sobre grandes empresas como las citadas anteriormente, para cualquier mediana y pequeña empresa, es algo impensable. Sin embargo, este tipo de sectores cuentan con una ventaja que no tienen las otras: la especialización.
Ante la marabunta de información que se acumula tras las paredes de Google, este lleva años tratando de premiar la “verticalidad”. Dicho de otro modo, si yo soy especialista en “jarrones asiáticos”, Google quizás prefiera mostrarme a mí antes que a una web generalista.
Sin embargo, lo más probable es que nunca pueda ganar a Ikea si el usuario simplemente busca “ideas para decorar mi casa”.
Los contra:
El principal contra es la falta de recursos. Para una empresa que inicia con quizás, dos, tres personas; es probable que no pueda permitirse una gran inversión en publicidad. El marketing no es precisamente un servicio de bajo coste.
¿Qué otras opciones nos quedan?
Que gran parte del negocio se encuentra en internet es evidente, sin embargo, cada vez más empresas abandonan la luchar por las SERPs de Google y deciden centrarse en algo que pueden controlar ellos mismos: las redes sociales.
Las redes sociales tienen la ventaja de que no actúan como embudo, si no qué, con esfuerzo y paciencia, todos podemos tener nuestra propia audiencia personal. Muchos marketers vienen anunciándolo desde hace tiempo: el fenómeno influencer va perdiendo fuerza.
Lo que ahora se lleva son los micro influencer. Es decir, ya no se trata de contar con miles de seguidores y gran cantidad de me gustas, si no de tener una masa crítica, con un volumen suficiente y sobre todo, que te haga caso.
¿1000 seguidores son muchos? Quizás no, pero si consigues que gran parte de ellos estén comprometidos con tu marca y te sigan, ahí tienes tu nicho.
La tendencia natural cuando la oferta aumenta es que se produzca una sectorización y especialización por áreas. Si estás pensando en abrir un negocio o una marca, cuanto menos trates de abarcar, seguramente, te vaya mucho mejor.
Especialízate en un sector pequeño, poco atendido y ofrece tu servicio. Solemos pensar que cuantos más palos toquemos, más oportunidades surgirán. Esto es cierto en el caso de una gran empresa como puede ser el caso de una multinacional.
A nivel de Pyme, lo mejor es “ser la panadería del barrio”, pero en la red.