PS4 Remote Play y a es compatible de manera oficial para todos los dispositivos que tengas por casa y eso ha causado un gran revuelo en las redes sociales ya que todos nos hemos empezado a imaginar jugando por todos lados a la PlayStation 4, pero esa idea no va a ser posible, al menos de momento.
La idea de PS4 Remote Play es sencilla: jugar o controlar tu PlayStation 4 desde tu smartphone u ordenador para cuando no tengas disponible el televisor o la pantalla a la que esta esté conectada. Esta es la idea y en principio es un a ideaza, especialmente para un dispositivo que suele estar en el salón de las casas para aprovechar la gran tele.
Ahora bien, esta PS4 Remote Play también nos permite jugar a la PlayStation 4 fuera de casa y ahí ya es cuando todos hemos perdido la cabeza imaginando que vamos a poder jugar al FIFA o al Red Dead Redemption 2 en el metro o en un descanso.
Con esa ilusión me he lanzado a probar esta app y mi sorpresa ha sido que lo que pintaba bien se ha quedado en algo interesante, aunque más complejo de lo que estamos acostumbrados en este 2019.
*Hay que señalar que esta ha sido la experiencia con un smartphone y tablet Android, en la versión PC va mucho mejor.
De primeras, para usar tu mando de PS4 debes tener un dispositivo actualizado a Android 10 o iOS 13 y después hacer una pequeña jugarreta iniciando dos sesiones y así 'engañar' a la PlayStation 4. Y es que si conectamos el mando a nuestro dispositivo y pretendemos jugar como un mando bluetooth normal, nos va a decir que la app no es compatible y que no va funcionar.
Esto es algo que en pleno 2019, en una sociedad en la que todo se conecta de forma sencilla y todo es compatible pues no mola nada en absoluto, ya que esto no sólo cierra la puerta a usar el mando de la PS4 fuera de casa, también de los diversos gamepads que hay compatibles con nuestros smartphones.
La dificultad de usar un mando externo hace que nos tengamos que conformar con el mando que nos superpone en la pantalla, una mando virtual con todos los controles pero que es bastante incómodo y complejo a la hora de usar más de dos botones al mismo tiempos, algo que con el mando se hace más veces de la que creemos.
La segunda desilusión ha sido el saber que sólo se puede jugar cuando haya una red Wi-Fi conectada y que preferiblemente sea la misma que la de tu PlayStation 4. Esto por un lado hace respirar a los gigas de mi tarifa telefónica, pero me obliga a no poder jugar cuando más tiempo libre puedo tener, en el metro o en el autobús de ida y vuelta del trabajo.
La tercera cosa que me ha sorprendido es la calidad de reproducción, una calidad que se queda en HD si tenemos las primeras versiones de la PS4 y en Full HD para los modelos Pro. Esto es algo que se puede perdonar por la cantidad de datos que implicaría transferir en 4K, pero hubiera estado bien.
Lag no hay demasiado, aunque sí es cierto que existe y no se nota tan fluido como jugarlo desde la PlayStation 4 directamente.
Por último, si está muy bien el que se pueda poner en reposo la PlayStation 4 cuando no la vayamos usar, el que se encienda cuando querermos jugar o el que estén disponibles todas las apps y juegos instalados (siempre que este el disco metido o en versión digital).
Es de esperar que Sony Playstation vaya mejorando este servicio y permita el control con un mando externo o que se pueda jugar con datos ahora que las tarifas ilimitadas de datos están llegando al mercado.
Si mejoran estos puntos es muy posible que Sony tenga su rival contra Stadia, la gran amenaza de parte de Google que pronto llegará al mercado permitiendo jugar a cualquier juego de su plataforma con o sin mando, con o sin Wi-Fi y con una calidad mínima de Full HD.
