Ella tiene 16 años y está embarazada. El padre de su hijo es el hombre con el que la han obligado a casarse y el mismo que la ha agredido y obligado a ser prostituta, porque la compró, en Rumanía, por 8 euros, para traerla hasta Huelva, donde ha sido rescatada de su cautiverio por Policía Nacional. Ella está en un centro de menores, dependiente de la Junta de Andalucía.
La historia de Ella ha sido descubierta por la avaricia y el mercadeo de sus padres, que vieron en su hija adolescente un cajero automático del que sacar dinero. En agosto, el matrimonio denuncia en Rumanía que su hija ha sido secuestrada, en plena calle, por cuatro individuos que se bajaron de un coche y se la llevaron a España, hechos de los que se enteran a través de una amiga de su hija, también menor de edad.
Los denunciantes aseguran que han tratado de ponerse en contacto con su hija, vía móvil, familiares y amigos, hasta que es Ella la que les llama y les dice que está casada con un hombre del que desconoce sus datos, que la obliga a prostituirse junto a otra mujer de 22 años, que está en Huelva y que le envíen dinero para vestirse y regresar a su casa. Más tarde, es la madre de este proxeneta rumano quien les pide dinero para el aborto de Ella. La primera petición es de 150 euros y la segunda, de 350.
Entre delincuentes estaba el juego y el resto de las declaraciones de los padres de Ella es mejor no mencionarlas, por descabelladas, absurdas y mentirosas, pero que sí han servido a los agentes para dar con Ella y liberarla, al averiguar que todo este enjambre de historias maliciosas concluye en que los padres y denunciantes, una vez cobrados los 8 euros, pensaron que con acudir a la Policía y declarar un rapto, era suficiente para recuperar a Ella y volverla a vender a otro tipo con más recursos económicos.
El juez ha enviado a los 4 implicados a la cárcel. A la madre de Ella, al proxeneta y a su madre, todos en Huelva, y al padre de Ella, en Rumanía. Ayer, alguien celebró el Día Internacional de los Derechos Humanos.