Los usuarios de las terrazas y los vecinos del centro de Estepona (Málaga) son testigos del último suceso, vinculado a ajustes de cuentas entre narcotraficantes, que luchan por el territorio, la mercancía y los vuelcos. Un hombre cena en un restaurante de la Avenida de España, cuando se acerca un todoterreno del que bajan 4 individuos encapuchados; abren fuego contra el objetivo y el atacado sale corriendo. Tras de él, los encapuchados disparan con pistolas para que no se les escape.
Objetivo abatido
Le alcanzan y le golpean; entonces llega otro vehículo con otros 2 ocupantes que salen y ayudan a meter al objetivo en uno de los coches; poco después parten del lugar. Los viandantes y vecinos, desde el propio escenario del suceso y desde las ventanas de sus casas, llaman a la policía y a los servicios de emergencia y graban con sus móviles parte del incidente.
Testimonios y grabaciones
La Policía llega al lugar, comienza a tomar testimonios y a recoger esas grabaciones, pide las filmaciones de las cámaras de seguridad de los locales comerciales, pregunta y recaba información a los presentes y a los que han visto ‘algo’, de esa sucesión de actos violentos que vuelven a tener a Estepona de escenario.
Un cadáver
Horas más tarde, sobre las 01:00h de hoy miércoles, se informa de que se ha encontrado un cadáver en Algeciras (a 40 kilómetros); el cuerpo presenta varias puñaladas. Ahora se investiga si se trata del hombre secuestrado en la noche de ayer martes. La investigación está en marcha.
Ajustes de verano
En agosto, un ceutí, S.A.B., de 34 años, fue asesinado de madrugada en su casa de El Campanario, una urbanización de Estepona; días más tarde a otro sospechoso de narcotráfico le hicieron la ‘sonrisa’ de Joker.
Territorio narco
La proliferación de bandas de narcotraficantes y la llegada de otras (nigerianas y de país del Este de Europa, principalmente), a las costas del sur español, ha desatado un verdadera guerra por el dominio del territorio, la venta de hachís, cocaína y heroína, y hasta por la trata de personas. En este submundo que cada día soma un poco más su poderío, no se duda en emplear las armas, secuestrar, matar y violar a quien se ponga ‘delante’ de un negocio millonario.
Estos miles de mafiosos trabajan en la introducción y distribución de estupefacientes, y en la defensa de sus ‘fronteras’, ante la invasión de otros, cada vez más violentos, decididos a hacerse con un trozo de este ‘pastel’. Algunos de ellos evitan la ‘quiebra’ con los llamados vuelcos, esa especialidad de localizar el alijo de otra banda y robárselo, lo que lleva a guerras intestinas con resultado de muerte.