Los agentes de Policía y Guardia Civil han regresado, casi 8 años después, a la vivienda que Sonia Iglesias compartía con su pareja, Julio Araújo, en Pontevedra, guiados por pistas claras sobre su desaparición, la mañana del 18 de agosto de 2010.
Agosto de 2010
El inmueble consta de casa de dos plantas, con terreno y pozo; una superficie que los investigadores rastrean palmo a palmo, después de encontrar un objeto personal de Sonia, de 38 años, cuyo rastro se pierde en las primeras horas del 18 de agosto de 2010. Entonces, Sonia convivía en esta casa con su pareja y padre de su hijo, Julio Araújo, la última persona que la vio con vida.
Interrogado
Cuando se denuncia la desaparición de Sonia y se interroga a Araújo, éste cuenta que, sobre las 10:30h del 18 de agosto, los dos salen de casa y se dirigen hacia un establecimiento del centro de Pontevedra, para dejar unos zapatos a reparar. Tras abandonar el local nadie vuelve a ver a Sonia, que ya no acude a su puesto de trabajo, como tenía previsto.
Araújo dice que, una vez que la dejó en la zona céntrica, de camino al trabajo, él regresa a su casa, donde los agentes le localizan sobre el mediodía de esa mañana, a través de una llamada al teléfono fijo, que él contesta.
90 minutos
La investigación centra sus sospechas en el hombre, al que Sonia había pedido que abandonara la vivienda, con clara intención de separarse de él y en un plazo que finalizaba 2 días después de su desaparición.
Julio defiende su coartada, a pesar de que hay un lapso de 90 minutos, desde que deja a Sonia y contesta esa llamada. Las pesquisas indican que es tiempo suficiente para hacer desaparecer a Sonia.
Sin pruebas
A pesar de este indicio y de las sospechas, los agentes no tienen pruebas consistentes para acusar en firme a Julio; ahora, se reconoce que no se hizo todo lo que se debía hacer en la búsqueda de Sonia, incluso cuando se encuentra su bolso en un poblado o se halla su DNI, años después.
Hoy, la antigua residencia de la pareja y su hijo, la ‘levantan’ nuevos equipos policiales, en una línea de investigación que cuenta con más y mejores medios que la llevada a cabo en 2010.
El caso, cerrado en 2012, ha sido reabierto.