Rubén, un niño nacido en el valenciano pueblo de La Pobla de Vallbona, es un niño normal. Sin embargo, en su comunión no pidió regalos, sino donativos para poder colaborar con la ONG de Manos Unidas en un proyecto que tiene en la India. En dicho país se construyó un centro de acogida en la ciudad de Guawhati, y Rubén quería ayudar para mejorar las instalaciones de la misma. Los invitados a dicha celebración le hicieron caso, y el chaval pudo reunir 7.075 euros, dinero que entregó directamente a la organización. Este, según Manos Unidas, será utilizado para instalar placas solares en la vivienda, donde residen 60 niñas de cuatro a 18 años. Tras el sacramento, y ya con el dinero en sus manos, madre e hijo se desplazaron a la sede de la ONG de Valencia.
La idea se le ocurrió a la madre, que se declara anticonsumista. Como no le gusta que los niños reciban tantos regalos sin razón, quería desvincularle a su hijo la idea de que la comunión consiste en recibir regalos, sino en “el encuentro con Jesús”, afirma.
“Gracias a Dios, tengo todo lo necesario, así que he pensado que si queríais hacerme algún regalo por este día, podéis darle mucho más fruto haciendo una donación anónima para un proyecto de Manos Unidas en el que estoy colaborando”, decía el niño en una carta que su madre distribuyó por WhatsApp. Junto a la misiva, se añadía una foto de la ciudad india.
Aparte del dinero, la madre afirma que al niño no le faltó el típico reloj de su madrina, pero no una consola porque “en casa no entran maquinitas”.
El niño dice que se encuentra feliz por haber hecho el donativo, y que viajará a la ciudad en unos años para ver cómo se ha invertido sus más de 7 euros.