Un guardia civil de la aduana de Beni-Enzar (Melilla), inspeccionaba un BMW, aparentemente sin incidencias, hasta que pasó el detector de latidos y escuchó un leve sonar. Cuando metió una mano en el interior del salpicadero, de donde provenía la señal, palpó el cuerpo de una persona, e inmediatamente arrancó parte del frontal, para poder sacar a quien estuviese ahí y auxiliar a la persona.
El conductor, un marroquí de 65 años, procedía de Marruecos y viajaba en su flamante X-5, sin levantar sospechas. Pero, éste, ha sido descubierto. Ocultaba a un niño de 12 años, en el escaso espacio del salpicadero. Los guardias civiles sacaron al niño con síntomas de sudoración, respiración agitada, entumecimiento y desorientación, y le practicaron unos primeros auxilios, para poder reanimarlo, sin precisar asistencia médica.
Desde Guinea Conakry
El menor, de origen subsahariano, indocumentado, dice tener 12 años y proceder de Guinea Conakry, país de África occidental, a miles de kilómetros de donde ha sido descubierto. Posiblemente, abandonó su país a pie, por la zona marítima del oeste, y atravesó Guinea Bissau, Gambia, Senegal y Mauritania, hasta llegar a Marruecos; ruta más segura que a través Malí y Argelia.
El conductor ha sido detenido y el niño fue trasladado al Centro de Menores de la Purísima, de la Ciudad Autónoma de Melilla, para su atención.
Las mafias no descansan en su empeño en buscar nuevas formas de traficar con seres humanos, a cambio de dinero.