Comenzó a hacerse con la mafia del tráfico de inmigrantes desde El Aiún hacia Canarias, allá por 2014. Entonces eran varios los grupos organizados que traficaban con africanos dispuestos a pagar y emprender un incierto viaje hacia territorio europeo.
Él, un senegalés, probablemente buen conocedor del tráfico de pateras urdido en Saint-Louis (ciudad costera al norte de su país), se asentó en Marruecos y se deshizo de los pateristas que le suponían una competencia, hasta tener el monopolio del tráfico irregular de inmigrantes.
Con un buen número de esbirros, algunos fieles hasta el final, logró en menos de tres años hacerse con el control absoluto de la huida de subsaharianos. Algunos recorrían cientos de kilómetros hasta llegar al embarque del senegalés, cuyo nombre y organización se hizo rápidamente conocido entre los que habían intentado el salto por la valla de Melilla u otras rutas de acceso a Europa.
Hombres, mujeres y niños
El senegalés y sus esbirros ponían precio al pasaje: entre 500 y 3 euros, pero no hacían distingos entre hombres, mujeres y niños. La consigna siempre es: “el que pueda pagar, que embarque”, en un viaje en el que el pasaje quedaba a su suerte, y que para muchos terminó en el inmenso cementerio del Océano Atlántico.
Los agentes de la Policía Nacional de Gran Canaria, comenzaron a sospechar que detrás de tanto envío de pateras cargadas de personas, se encontraba una macromafia y, en colaboración con Salvamento Marítimo y los agentes que intervienen en los procesos de la inmigración ilegal, iniciaron una investigación en la que las más de 1.500 entrevista a subsaharianos, les pusieron sobre la pista del senegalés y sus secuaces.
Cadáveres por la borda
En marzo de 2015, fue rescatada, al suroeste de Gran Canaria, una patera ocupada por 13 inmigrantes, que habían permanecido a la deriva durante 5 días, sin alimentos ni agua y con el motor averiado. Tras las primeras entrevistas con los supervivientes, se supo que habrían fallecido, al menos, 8 personas, cuyos cadáveres arrojaron por la borda. Los testimonios confirmaban que el senegalés investigado había organizado la salida de la patera.
En otros casos el rescate no fue posible: una de las pateras sufrió un accidente cerca de la costa marroquí, en el que perecieron varios de los inmigrantes, algunos de ellos niños; y se ha tenido constancia de al menos otras 4 pateras, tripuladas por miembros de esta organización, sufrieron algún tipo de accidente, con casi 150 desaparecidos, entre ellos varios menores.
30 condenados en prisión
Los policías, durante este tiempo, han logrado apresar a 30 miembros de la mafia del senegalés: juzgados, condenados y en prisión por, entre otros cargos probados, 8 delitos de homicidio imprudente, por la muerte de varias personas en una de las travesías. Se trata de los ‘patronos’ de las pateras, contratados para llevar las embarcaciones.
Ahora, con la detención del senegalés y su lugarteniente, en territorio marroquí y por la Gendarmería del Reino de Marruecos, en virtud de una Orden Internacional de Detención dictada por el Juzgado de Instrucción nº 3 de Telde (Gran Canaria), se da por desarticulada esta mafia que ha traficado con miles de personas.