Hace casi un año, en octubre de 2019, investigadores de Policía Nacional y de Vigilancia Aduanera en Andalucía, detectaron una embarcación sospechosa de narcotráfico, el Amaalta, que dio inicio a la operación Goleta-Gratil, sobre este velero y otras embarcaciones, en manos de narcos con base de operaciones en las Islas Baleares. Los veleros sobre los que se fijan los agentes son el Phase One, Hanna, Sweet Breeze, Eagle Ray y Carla. El 26 de marzo (2020), cae el Phase One, de 17 metros de eslora y bandera holandesa, con 4.244 kilos de hachís, abordado a 80 millas al sur de Mallorca, a pesar del intento de sabotaje, por incendio, de la tripulación, dos súbditos búlgaros que fueron puestos a disposición del Juzgado nº3 de Manacor (Islas Baleares).
El 14 julio se produce la segunda actuación contra la organización, con la intervención del Hanna, de 14,5 metros de eslora y bandera del Reino Unido, en el Golfo de Cádiz, con 360 kilos de hachís a bordo. En septiembre, la organización desarrolla un importante despliegue de medios, y ponen a navegar, simultáneamente a cuatro veleros objeto de control por los investigadores de Policía Nacional y Vigilancia Aduanera: el Sweet Breeze, el Eagle Ray, el Amaalta y el Carla.
El Sweet Breeze, de 22 metros de eslora, es abordado por el patrullero Sacre, de Vigilancia Aduanera, con base en Las Palmas, el 24 de septiembre, al sudeste de Fuerteventura y en aguas internacionales, con 10.700 kilos de hachís. El mismo día cae el Eagle Ray, ambos de bandera del Reino Unido y éste con una eslora de 18,6, que es abordado por el patrullero Águila II, con base en Algeciras (Cádiz), en aguas internacionales próximas al Estrecho de Gibraltar, con 9.300 kilos de hachís. El Amaalta, de bandera alemana y 17 metros, es abordado dos días después (26 de septiembre), por una dotación de presa embarcada en el Buque de Acción Marítima (BAM) Meteoro, de la Armada Española, frente a las costas de Mauritania, en aguas internacionales, con una cantidad estimada de 4.500 kilos de hachís, durante una operativa compleja, ya que la nave tenía un vía de agua que motivó que quedara sin gobierno y a merced de un temporal, tras la actuación, y que terminó por hundirse en el regreso a puerto. Finalmente, el Carla, de bandera holandesa y 16 metros, es abordado el 28 de septiembre, en aguas al sudeste de Fuerteventura, por el patrullero Sacre, con base en Las Palmas, con una cantidad estimada de 6 kilos de hachís, a falta de pesaje.
El dispositivo aeronaval ha implicado la actuación de cuatro patrulleros, un helicóptero y un avión de Vigilancia Aduanera, y el BAM Meteoro de la Armada, que se suman a la investigación desarrollada por Policía Nacional y Agencia Tributaria. Las actuaciones conjuntas han sido judicializadas en el Juzgado Mixto nº 5 de El Puerto de Santa María (Cádiz), el Juzgado de Instrucción nº 3 de Manacor (Mallorca), Juzgado de Instrucción nº 3 de Inca (Mallorca) y el Juzgado de Instrucción nº 2 de Telde (Gran Canaria).
La compleja organización de narcos, que modificaban con frecuencia el nombre y pabellón de los veleros, ha requerido actuaciones en cinco países europeos. En el ámbito internacional, mediante la coordinación del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), se ha contado con la colaboración de la National Criminal Agency (NCA) del Reino Unido, las autoridades holandesas, búlgaras, griegas e italianas, el Maritime Analysis and Operation Centre – Narcotics (MAOC-N) y Europol.
El poderío ruso
La indiscutible supremacía de la mafia rusa, instalada en las costas del Mediterráneo y los dos archipiélagos, desde hace (al menos) 30 años, nos envía varios mensajes claros. Uno, que están dispuestos a desembarcar hachís por toneladas; dos, que no reparan en medios y se compran tremendos veleros, para llenarlos hasta arriba de droga; tercero, que cuentan con una red internacional de colaboradores, diseminada por las costas del Mediterráneo y el Atlántico de África; y cuarto, que su poder adquisitivo, organizativo y de distribución de los narcóticos les coloca a la cabeza del narcotráfico mundial. Pagan bien y buscan tripulaciones dispuestas a jugarse la libertad y la vida por unos cuantos dólares, a las que abandonan a su suerte allí donde les pillan; bueno, las cárceles españolas tienen fama de ser confortables y las condenas, llevaderas. Llama poderosamente la atención los miles de kilos embarcados en las bodegas, por la logística que estos alijos conllevan y el casi infinito abastecimiento de hachís.