Son prácticamente indetectables y circulan a su libre albedrío, al haber conseguido fabricar una plantilla, para emitir billetes falsos de 100 RON (22 euros, al cambio), que ni bancos ni autoridades policiales han podido descubrir hasta la semana pasada, cuando dieron con el cerebro de la banda en Rumanía y otros 2 sospechosos de colaborar con él, en un negocio que abrió al delito en 2014, para defraudar más de 350 euros (estimados), con la puesta en circulación de más de 17 billetes. Para la Dirección de Investigación del Crimen Organizado y Terrorismo (DIICOT), ha caído el mayor falsificador del mundo, de una moneda que se ha tenido por la más segura y que, además de Turquía, es de curso legal en 30 países que utilizan billetes de banco creados con polímeros, como Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Vietnam, México y el Banco de Inglaterra, desde 2016. Durante el coronavirus han jugado un importante rol, ya que este tipo de moneda se puede lavar, por su alta elaboración a base de plásticos.
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