Alcoholismo, adicción a las compras, ludopatía o drogadicción, las adicciones forman parte de la sociedad, casi desde sus inicios. El ritmo de vida moderno, saturado de actividades, tensiones y estrés, hace que muchas personas tengan problemas relacionados con la depresión, trastornos de ansiedad, obsesión compulsiva, entre otros, que les lleven a caer en las adicciones.
Sin distinción de origen, y sin menosprecio de su gravedad, todas las adicciones requieren de un proceso de ayuda integral que permita solucionar el problema. Un problema que, en el fondo, tanto el adicto como sus amigos y familiares desean que no sea reincidente.
La familia es indispensable en la rehabilitación
El primer vínculo social que descuida una persona con problemas de adicción es su propia familia. En algunas ocasiones, a través de la distancia, la indiferencia o el rechazo; en otras, a través de la mentira, el comportamiento ambiguo o la incursión en faltas -como pedir dinero prestado- para prolongar el consumo del producto causante de su adicción.
Sin embargo, a nivel profesional siempre se recomienda que la familia mantenga la voluntad primaria de ayudar al paciente para salir de su adicción. Para ello, requerirán de un proceso similar al de la rehabilitación, ya que un paso en falso podría echar por tierra los esfuerzos, tomando el paciente represalias o comportamientos indebidos producto de las actitudes de su familia, que en el fondo sólo desean brindar ayuda. Por tanto, la familia necesita de formación integral para afrontar el proceso de rehabilitación.
El Centro TECA de Alicante, que puedes conocer a través de su sitio web adiccionesalicante.es, destaca por ser un centro de rehabilitación integral, donde las adicciones son tratadas teniendo en cuenta todos los vínculos asociados al paciente, y donde la familia tiene una importancia transversal para una correcta recuperación. Este centro es el mejor ejemplo de dónde debes acudir en caso de que requieras ayuda profesional para el tratamiento de adicciones.
Indiferentemente del procedimiento o corriente psicológica desarrollada para el proceso de rehabilitación, la familia siempre tendrá un papel preponderante en el mismo. No obstante, antes de que la familia asuma un papel protagonista en la rehabilitación duradera e irreversible del paciente, ésta debe someterse a un proceso de formación que le brinde herramientas adecuadas para colaborar.
En todo tratamiento de adicciones se plantea una situación paradójica, los familiares intentan ayudar de dos maneras; mediante la confianza plena, dando libertad absoluta a la persona con problemas de adicción; o con mano dura, intentando cortar de raíz el problema de adicción.
En ambos casos, los resultados no serán buenos. La confianza será traicionada, nuevamente, o el acto de intentar imponer rigor será tomado como un maltrato por parte de la persona con adicciones. Usará ambos recursos para justificar su consumo posterior.
Por eso, la familia debe recurrir a ayuda profesional, no sólo para formarse, sino para tener las herramientas para colaborar, desde casa, con el paciente, ya que pasarán más tiempo conviviendo con él que el que pasará en cualquier centro de rehabilitación. Será la familia, además, la que garantizará que dicha rehabilitación sea duradera, más allá de la desintoxicación o terapia conductual realizada por los especialistas.
¿Cuáles son las ventajas de la participación de la familia?
La familia es garantía del éxito de cualquier tratamiento de rehabilitación, siempre que puedan llevar a cabo comportamientos basados en este tipo de formación, como pueden ser los siguientes.
– Ofrecen cercanía: nadie conoce mejor al paciente que sus familiares. Debidamente instruidos por especialistas, serán capaces de ofrecer ayuda y consejos de forma cercana, amena. Consejos que seguramente serán atendidos por el familiar que presenta el problema de adicción.
– Son el vínculo social más fuerte: aunque es el primer vínculo que un adicto descuidará, basta con un pequeño gesto por parte de la familia para que la persona que tiene un problema manifieste acercamiento. Cuando este primer vínculo es restituido y reforzado, los siguientes vínculos van reforzándose de forma natural.
– La familia es un espejo de valores: sin importar la naturaleza de la adicción, la familia es un espejo donde el adicto debe mirarse. El hogar, el momento de la comida -si comen juntos-, los momentos de compartir, deben ser un reflejo de lo que quieren ver realizado en su familiar con problemas de adicción. Al predicar con el ejemplo, será más fácil para el paciente pueda conseguir mejoras notables e irreversibles.