En la operación RALE-KSIBA de Guardia Civil, Policía Nacional y Agencia Tributaria, han sido detenidas 28 personas sospechosas de narcotráfico de hachís, afincados en Punta Umbría e Isla Cristina, y Lepe (Huelva), a los que se les atribuye alijar un mínimo de 4 kilos al mes, con pico que han podido llegar hasta 12 kilos en una semana. En los 13 registros de domicilios, naves y fincas, de Punta Umbría, Aljaraque, Lepe y Villablanca han interviniendo gran cantidad de dinero, 25 vehículos de alta gama, 1 tractor, 1 barco de pesca, 4 embarcaciones de recreo, 3 motos de agua, 1 dron de última generación, móviles de última generación, 6 armas de fuego y documentación. También han bloqueado numerosas cuentas bancarias y propiedades.
Un vecino repetable
Uno de los arrestados regenta un importante negocio de compraventa y alquiler de caballos y charrés (carruajes), lo que hacía que fuera un vecino muy conocido y relacionado, que era informado asiduamente por terceros de la presencia policial no uniformada. Los sospechosos parece que empleaban como centro de operaciones y reuniones, unas cuadras ubicadas en Lepe, con personas que realizaban reconocimientos de las inmediaciones, para detectar la presencia policial.
Por el río Guadiana
A mediados de junio, algunos de los implicados en las diligencias, botaron por el río Guadiana una narco lancha, que navegó hasta la costa marroquí, para cargar hachís e introducirlo por el río Guadiana, hasta uno de los conocidos narco embarcadero. Cuando llegaron a la desembocadura del río, les esperaba una embarcación de pesca para evitar ser detectados. En todo el perímetro tenían cámaras de vigilancia de caza, que ocultaban entre la vegetación para detectar a cualquier persona ajena. La banda llegó a alquilar un ático cerca de una conocida playa, para instalar un radar y elementos técnicos que detectaran la presencia de agentes, embarcaciones del Servicio Marítimo y los helicópteros de vigilancia.
Chivatazo y abortado alijo
La alijada se frustró, por causas desconocidas, y la narco lancha volvió mar adentro, donde se mantuvo hasta el 24 de junio cuando, a pleno día, volvió a aproximarse a la costa, frente a la Flecha del Rompido, para trasbordar su carga a un yate que se dirigió al río Piedras, aprovechando el elevado tráfico de embarcaciones. Los investigadores activaron los medios aéreos y marítimos policiales, lo que obligó a los narcos a arrojar la carga al agua, aunque los agentes pudieron intervenir 60 fardos, con un peso de 2 kilos, aproximadamente.