Al parecer, la Ertzaintza recibía la llamada de un particular que denunciaba que le acababan de robar el teléfono móvil, de alta gama, a su hija, mientras se encontraba en un comercio de la calle Navarra.
Personada una patrulla en el lugar indicado, los agentes eran informados de que el robo se había producido al descuido y de que en el momento de la sustracción había otros dos hombres en la tienda, uno de los cuales, cuya descripción le facilitaban, habría sido el autor.
Con la descripción de ambos individuos, la patrulla recorría las cercanías del lugar, localizándolos en la calle Hurtado Amézaga. En un registro de seguridad, los agentes encontraban , en poder de uno de ellos, un teléfono móvil como el sustraído. Tras realizar diversas comprobaciones, se verificaba que se trataba del móvil robado.
Por otro lado, en poder del mismo hombre, se hallaban en una bolsa, unas zapatillas deportivas y unos calcetines, ambos sin estrenar. Preguntado por su origen, el sospechoso no sabía dar razón suficiente ni presentaba tickets de compra. Ante esta situación, los agentes realizaban diversas comprobaciones en una tienda de deportes de la calle Villarías, comprobando que ambos productos habían sido sustraídos de ella.
Por todo esto, los ertzainas procedían a la detención del hombre, bajo la acusación de un delito de hurto y un delito leve de hurto, siendo a continuación trasladado a dependencias policiales.