Policía Nacional ha desarticulado uno de los mayores laboratorios de procesamiento de cocaína de Europa, ubicado en un chalet aislado de El Puig (Valencia), en una operación en la que han intervenido más de 100 agentes que han apresado a 11 sospechosos, en Valencia (4), Madrid (3), Valladolid, Vigo, Valencia y Toledo.
Se han practicado 10 entradas y registros de inmuebles, donde se han incautando unos 8.500 litros de sustancias químicas, para la elaboración del clorhidrato de cocaína, 6 vehículos, un revólver de calibre 6 mm con una caja de 47 cartuchos, móviles y dinero. Actualmente se encuentran bloqueados 12 contenedores en el puerto de Marín, a la espera de ser analizados. A la vez que se han interceptado 12 contenedores de harina de palmiste, en el puerto de Marín (Pontevedra), producto en el que enmascaraban la pasta base de coca, con destino a convertirlo en 3 kilos de cocaína.
La organización contaba con una estructura empresarial que se encargaba de importar los contenedores. Su intención era introducir sacos de unos 1 kilos cada uno, con la pasta base que extraía un cocinero traído desde Colombia, para enseñar a la organización la elaboración del estupefaciente. Desde Colombia también viajó una pareja, en 3 ocasiones, enviados por los proveedores, para comprobar la estructura en España, y negociar porcentajes y beneficios.
Los investigadores detectaron la llegada de 10 contenedores al Puerto de Marín, con mercancía legal y, entre ellos, uno en el que transportaban la coca. Con el seguimiento de esta mercancía, los investigadores actuaron en simultáneo para detener a los implicados, entre ellos los principales responsables de la organización y los encargados de la logística e infraestructura.
Para aumentar beneficios, estaban acondicionando habitaciones del chalé para el cultivo de marihuana. Para ello contaban con un marroquí, que además se encargaba de la seguridad de la finca, donde estaba las 24 horas; no salía ni para comprar comida, que se la traía otro de la organización.
El chalé había sido alquilado por su ubicación aislada, su difícil acceso y su discreción. Destaca la movilidad de los arrestados, ya que sus principales responsables viajaban por toda España, aunque vivían en un chalé de lujo en la Costa del Sol, desde donde coordinaban y daban las instrucciones.