Es la segunda captura en menos de un mes. El 17 de diciembre (2018), la Guardia Civil apresaba a 7 dirigentes de la mafia marroquí de trata de personas en Cádiz, Málaga, Murcia y Palma de Mallorca, a los que se les atribuye la entrada ilegal de más de 600 migrantes y un beneficio anual de 1.500 de euros, a razón de 2.500 por viaje y pasajero.
Ahora se produce un segundo golpe a la red internacional de traficantes de personas y hachís (principalmente) con el apresamiento de 8 más, entre los que están los 4 máximos responsables de la célula en España, afincado en Elejido (Almería).
Estos grupos obedecen a una misma forma de operar: captan a marroquís que quieren llegan a territorio nacional, para quedarse o continuar hacia otros países de Europa; organizan las pateras y contratan a los patronos; distribuyen las plazas, a razón de 1.800, 2 o 2.500 euros por pasajero y viaje; quedan en el puerto de salida con los viajeros un día y a una hora, y parten hacia las costas andaluzas de Cádiz y Almería.
La diferencia en el precio del viaje, entre unos y otros, se establece en base a la colaboración del migrante. Si se ofrece a portar hachís, hay una rebaja en el precio que le exige la organización por llegar a su destino. En esta operación de Policía Nacional, portaban 101 bellotas de chocolate, con un peso superior a 1 kilo. Los investigadores calculan que han metido en suelo nacional a más de 500 migrantes, sólo desde agosto, con un beneficio de 25 euros por patera.
Ya en España, tras ser atendidos, tienen instrucciones de dónde reunirse con los miembros de la célula que ya están afincados aquí. Les recogen en coches, taxis y esta vez en camiones, y les trasladan a pisos alquilados, donde les esconden hasta que logran su propósito.
En Elejido se han realizado varios registros en las viviendas de los cabecillas, donde además de las bellotas han encontrado móviles, dos piezas de hachís de 84,86 gramos, una katana y 1.150 euros.
El tráfico de migrantes hacia la frontera sur europea se ha convertido en uno de los principales objetivos de los cuerpos policiales, que afrontan en simultáneo y en la misma franja costera, el narcotráfico, en manos de belicosos delincuentes, que ajustan cuentas con bandas rivales a tiros y a tiros rehúyen el seguimiento policial, para defender ‘su’ territorio y su ‘negocio’.