Las personas que hayan sido víctimas de un robo, en su vivienda o nave, pueden ponerse en contacto (de lunes a viernes, en horario de 10:00h a 13:00h), con el Grupo III de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Ciudad Real de Policía Nacional, en el teléfono 926 277 905; o con el Área de Investigación del Puesto Principal de la Guardia Civil de Manzanares, en el teléfono 926 61.03.96. Ext.24.
Muchos son los afectados por los robos, presuntamente, cometidos por las 53 personas apresadas por la Policía Nacional y la Guardia Civil; agentes que estiman en unos 500 el número de delitos que se les atribuyen en las provincias de Ciudad Real, Toledo, Madrid, Cuenca, Guadalajara, Cáceres, Segovia, León, Valladolid, Burgos y Palencia. Porque los arrestados llegaban a recorrer 1 kilómetros en una sola noche para cometer los asaltos.
Los apresados tienen entre 23 y 56 años de edad; 47 son de nacionalidad rumana, 5 españoles y un marroquí.
Se ha hecho 39 registros, como resultado de una investigación que arrancase tras la comisión de varios robos en la provincia de Ciudad Real, entre los meses de marzo y mayo del pasado año, tanto en empresas radicadas en polígonos industriales como en domicilios habitados, segundas viviendas, establecimientos públicos, explotaciones agrícolas y otros lugares.
A raíz de las primeras averiguaciones, análisis y estudios llevados a cabo, se determinó la existencia de una forma concreta de actuar, de un grupo especializado que vivía de la venta de objetos robados.
El entramado
Se comprobó la implicación de un gran número de personas que contaban con una estructura estructurada, con una división clara y bien definida de funciones para cada uno de sus integrantes. También se descubrió que usaban muchos coches, que intercambiaban entre ellos, para dificultar las labores policiales.
Al parecer, se dividían en seis células, cada una de las cuales actuaba en una de las zonas geográficas en las que habían dividido el territorio nacional, a las que se unía el ‘aparato’ de dirección y blanqueo de capitales, y el dedicado a la venta de los objetos sustraídos.
La dirección estaba formada por cinco personas que se encargaban de la receptación y blanqueo, con testaferros y empresas pantalla. A la cabeza se ubicaba el líder y principal objetivo de la investigación, que imponía su autoridad a sus subordinados, a través de rígidas normas de conducta, y contra los que utilizaba la violencia física y psicológica.
Ventas en la web
Las células encargadas de cometer los robos variaban entre los cuatro y diez integrantes, dependiendo de la zona. Por último, un grupo compuesto por 12 personas, se encargaba de la distribución de los objetos sustraídos, que eran vendidos a terceros por receptadores puntuales o empresas recuperadoras de materiales, de las localidades madrileñas de Mejorada del Campo, Vicálvaro y Coslada; y en tiendas de compraventa de objetos usados. También empleaban conocidas páginas web de compraventa de objetos entre particulares o entre empresas.
Finalmente se determinó que la organización estaba compuesta por un número superior a 70 personas y que contaba en las localidades madrileñas de Coslada, San Fernando de Henares y Torrejón de Ardoz (donde se reunían a diario para establecer y fijar los lugares donde iban a robar), con numerosos domicilios, garajes, almacenes y trasteros, donde almacenaban los objetos robados. Sus integrantes llevaban un alto nivel de vida, sin que la mayor parte de ellos desarrollara ninguna actividad lícita remunerada,.
1 kilómetros en una noche
Los investigados aprovechaban las noches para desplazarse, cometer los robos y regresar a sus puntos de origen. En sus viajes utilizaban distintos turismos y furgonetas con los que se dirigían hacia ubicaciones fijadas de antemano, donde iban a cometer las sustracciones. Una vez en esos lugares, reconocían la zona y varios de los integrantes de la célula robaban. Mientras, los conductores se desplazaban a áreas de servicio o pueblos cercanos para no llamar la atención, a la espera del aviso de los autores materiales de los robos para su recogida. Después regresaban a sus residencias y llevaban los objetos sustraídos hasta el lugar acordado.
Más de 600 agentes
Más de 600 agentes de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, empleando dos helicópteros, efectivos de caballería y numerosos medios terrestres, llevaron a cabo a, finales de febrero, 39 registros simultáneos en las provincias de Ciudad Real, Toledo y Madrid.
Se han incautado efectos procedentes de los robos, tantos que se han empleado dos camiones: televisores, ordenadores portátiles, videoconsolas, discos duros, tabletas, reproductores de DVD, cámaras de vídeo, cámaras fotográficas, calderas de gas, grupos electrógenos, bombas sumergidas, teléfonos móviles, baterías de repetidores de telefonía móvil, pértigas, maquinas de lavado a presión, equipos de pesca con embarcación incluida, bicicletas, una motocicleta, aparatos de topografía, dinero falso, joyas, relojes valorados en algunos casos en más de 30 euros, diamantes, gran cantidad de botellas de bebidas alcohólicas, trofeos de caza, maletines de herramientas de mano, taladros, radiales, herramientas de jardinería y limpieza sierras de calar, elementos de radiadores, puertas, aparatos de aire acondicionado, sanitarios, desbrozadoras, niveles eléctricos, GPS de tractores auto-guiados de gran valor económico y machetes de grandes dimensiones. Además de seis vehículos de alta gama y 260 euros en efectivo.