Uno de ellos, tiene un conocido locutorio, en la calle General Ricardo Ortega, de Palma de la Mallorca; el otro se había aliado, junto con su pareja, una mujer de 35 años, para montarse el negocio de la esclavitud sexual, con chicas de Venezuela a las que prometen trabajo en nuestro país, y a las que traen vía aérea, a través de distintas escalas por Europa.
Al llegar aquí, la deuda, en este caso, de 1.500 euros, se convirtió en 3, a pagar con la venta de su cuerpo, que ofrecían a través de redes sociales; y, del trabajo prometido, nada de nada. La víctima fue obligada a fotografiarse desnuda, para subir las imágenes a las webs de citas calientes, y debía estar disponible en cualquier momento, para cualquier cliente.
Policía Nacional supo de estos proxenetas, a través de una denuncia cursada por otra víctima en Girona, en octubre, quien informó de lo que ocurría con estos tres que, por supuesto, tienen acólitos en Venezuela y distintas ciudades europeas desde donde operan. La joven ha sido liberada de sus captores.