Las madres hacemos de casi todo y no casi todo bien. Lo cierto es que esta madre se ha dejado convencer por la necesidad de su hijo, de echarse unos porros, mientras cumple condena en la cárcel de Logroño. Hay que imaginarse a la señora, de 68 años, buscando por los barrios a un camello que le venda chocolate, cuando probablemente ni sabe qué es, ni cuánto cuesta.
Y la madre se va al penal, con las sustancias que le tiene que pasar al chaval en el vis a vis concertado. Claro que, en esos sitios, hay controles, precisamente para que no se cuelen cosas que no deben colar. Y, claro, además cuentan con perros especialmente adiestrados en localización de drogas; en este caso, con la agente Dora. Y, claro, Dora señaló a la mujer y los agentes dieron con el mondongo, y ella debió de caer ‘muerta’. Vaya marrón.
Ay! Qué cosas pasan! Y, claro, todo por amor.