Este es el drama que ha vivido una niña de 17 años en el que tenía que ser su hogar, en Málaga, y se ha convertido en un infierno en la medida en que han pasado los meses. Ella, nacida y educada en España, estaba obligada a casarse con un hombre de 37 años, por conveniencia y acuerdo entre ambas familias.
Mientras el padre y hermano le insistían en seguir ‘la tradición’, ella pretendía continuar con sus estudios en el IES, vivir en España y no casarse con un hombre 20 años mayor. Para obligarla a acceder al mandato paterno, la llevaron a Marruecos a conocer a su futuro esposo, la obligaban a mantener conversaciones diarias por teléfono a la par que le quitaban el móvil, la sacaron del instituto y, aún así, ella aprobó todo el curso menos una asignatura, en junio, sin acudir a clases.
Una persona conocedora de la situación de estrés que padecía la menor, acudió a la Guardia Civil de Málaga y les informó de la situación extrema que soportaba la chiquilla, ante el inminente viaje al país africano, para proceder al casamiento. Los agentes se desplegaron en el entorno de la joven y llegaron a contactar con ella, a pesar de la vigilancia a la que la sometían sus familiares.
La víctima narró a los investigadores su situación, bastante peor de lo que sabían hasta entonces, y recabaron pruebas para arrestar al padre y el hermano, ambos sospechosos de mal trato a la niña, acoso permanente y casi secuestro, ya que no podía salir de casa sin el velo islámico y sin ser acompañada.
Ahora, Protección de Menores de la provincia alicantina acoge a esta criatura que quiere continuar sus estudios, tener una vida convencional en su país natal, desarrollarse social e intelectualmente, en libertad y con todas las garantías.
Esperemos que su historia se desarrolle en estos parámetros y que al llegar a los 18 años, no quede desamparada y a su suerte, como ocurre con los menores tutelados por la Administración.