El SEPRONA de Badajoz ha sorprendido in fraganti, en la sala quirúrgica de una clínica veterinaria, a un individuo cuando le cortaba las orejas a un cachorro de American Bully.
El mutilador no tenía la titulación para esta práctica veterinaria, por lo que se le considera autor de un delito de intrusismo profesional y de maltrato animal, porque esta práctica está prohibida, igual que el corte de cola, de cuerdas vocales y extirpación de uñas y dientes, salvo que un veterinario lo pronostique, en beneficio de la salud del animal.
Ahora se busca al propietario del animal, ya que el detenido se negó a identificarle. El cachorro no tenía microchip.
El apresado se enfrenta a condenas de hasta 2 años de prisión, por el intrusismo profesional, y hasta 18 meses, por el maltrato animal.